domingo, 27 de diciembre de 2009

El día de los inocentes… musicales

Pues nada, como bien dice el dicho castellano “aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid”, voy a usar el tópico para mi provecho y satisfacción de esta jornada que nos conduce a risas, bromas y fina ironía. Podríamos extrapolar lo que vamos a comentar en este documento a todas las fechas del calendario; nos beneficiamos y usamos de parapeto el día de los inocentes, aunque de algunos de los que hablaremos de infantes y cándidos cada vez tienen menos. De camino, haremos lectura del año que acaba y otorgaremos, como se merece, ilusión al año que comienza en breve.

Empezamos por los locales y salas que en Huelva se dedican a llevar música hasta sus estrechos escenarios… porque he tocado en lugares ahogados, pero como en las tablas que colocan en determinados sitios, es difícil no meterle con el mástil de la guitarra en la cabeza a algún camarero o a alguien que con tanta pasión que se coloca en las primeras filas de un concierto. Y la verdad, con la voluntad solamente no hacemos nada.

La mayoría de los empresarios de estos lugares apuestan claramente por la música en directo, algo que es de agradecer, pero la verdad es que deberían de ponerse de vez en cuando en la piel de algunos de los músicos que contratan. Decir a su favor que el trato es inmejorable: las mejores tapas y los licores más exquisitos se los ofrecen a sus músicos.

Otro problema que plantean son los equipos de sonido de los locales; algunos no saben ni lo que tienen; ¿tan difícil es hacer un recuento de los cables y donde se colocan? Sacarían mayor rendimiento a sus inversiones y serian señalados como locales donde la música suena como debe de sonar. Que ese es otro problema: las músicas que nos hacen escuchar a veces son tremendamente inapropiadas e insípidas. Hay mucho dj distraído por nuestra querida Huelva que cobran más por su belleza externa y sus horas de sesión en el gimnasio que por la música que ponen.

Vamos a hacer un repaso ahora por los músicos o aprendices a serlo. Partiendo de la idea que la música es un bien universal y todos tenemos derecho a recrearnos en ella, tanto escuchándola como produciéndola, no estaría mal que algunos de ellos pasaran de vez en cuando por alguna academia o escuela. La idea de aprender música a algunos les riza la piel. Ellos con tocar y que suene, ya se contentan. Y lo curioso es que sin saberlo, hacen una música de gran calidad. No quiero ni imaginar qué pasaría si encima supieran lo que están haciendo, o haciendo música todavía con mayor sentido de la que hacen.

Hay bandas en Huelva con cantidad de estos músicos, y suenan de manera exagerada. Es de verdaderos aplausos llegar a tan altos niveles de manera autodidacta. Aprender música, en el fondo, debe ser una asignatura pendiente porque alcanzan grandes niveles con tan sólo voluntad. Además, se fomentaría el conocimiento general de todos. Sería algo muy positivo.

Le ha llegado el turno a las administraciones y a nuestros queridos políticos. ¿Quizás pensaban que se iban a librar? Pues no. Al ayuntamiento de nuestra capital y de algunos pueblos de la provincia le vendría bien que los gestores se dejaran llevar más por sus conocimientos que por los beneficios que les reporta el ser populares y aceptados. La cultura sirve sobre todo para educar, no tan solo para divertirse y entretenerse. Traer al famoso mediático de turno a parte de costar hasta cuatro veces más que otras opciones con mayor fundamento, solo satisface a aquellos que se llevan todo el día pegados al televisor, y eso ni somos todos, ni se acerca. No se hace cultura para contentar a la gente; la cultura vive en sí misma, partiendo un mínimo para ser punto de inicio de la manifestación artística. Los festivales y conciertos organizados que han sido suprimidos o aplazados, fomentarlos con la gente de Huelva. Ese es otro tema: como maltratamos las cosas de nuestra tierra.

Desde la diputación y la junta la misma historia pero con formas diversas: no miden a todas las artes con el mismo rasero. Mucho teatro, mucho cine, mucha poesía, mucha pintura, pero poca música. Lógicamente todo tiene que tener su sitio, pero el agravio y la mortificación al que se tiene tratada la música siendo la expresión artística que más mueve en todos los sentidos, es constante. Y volvemos a que el apoyo a la gente de nuestra tierra es mínimo; creo que el dicho ese de “nadie es profeta en su tierra” lo inventaron por aquí.

Seguro que algo se queda en el tintero. Desearos desde esta tribuna un nuevo año lleno de música y todo lo demás que se necesita para poder disfrutar de ella. Desde aquí, un abrazo sincero a todos los amantes de la música, en todos sus estamentos.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Serrat eres único… enhorabuena

Imagino que después de este articulo ya seré vetado para el resto de la historia popular, me tomaran por loco y dirán que no tengo ni idea. Y como lo más probable es que mi pasión por las cosas relativas a mi obnubilación por la música no me permita expresarme en términos políticamente correctos, destruya mi credibilidad y mi opinión en vez de ser compartida, será repudiada y me tildaran de envidioso.

Quizás me problema sea que toda la música que han escuchado mis oídos en mucho tiempo principalmente la escuche como lo que es: Música. Como decía Stravinski “la música es música por ella misma”. Durante todo el siglo XX y lo que llevamos del XXI, se ha adornado todo las expresiones musicales de cuestiones superficiales que, sinceramente, no hacen falta, solo por ayudar a que la música sea un negocio rentable.

Quiero abrir este debate ante la consecución por parte de unos de los cantautores más afamados españoles de un premio que nuestro querido ministerio de cultura, si ese que dependiendo del signo político o de los amigos te coloca en un sitio u otro, ha otorgado a Serrat. Un premio que no existía, pero con el que el catalán se va a embolsar nada más y nada menos que 30.000 euros, sólo por ser quien es. Alguien que socialmente estuvo en el momento oportuno en el lugar adecuado, mientras multitud de músicos malviven buscándose, no solo las habichuelas, sino el respeto por su arte.

Lo han denominado “Premio nacional de las música actuales”… hasta el título me parece de tomadura absoluta de pelo. Para ser justos, también deberían promover un premio para las músicas del pasado o del futuro, ¿no creen? Pienso que sería más de recibo que el galardón tuviera que ver con la causa social que promovió siempre Serrat, por su política nacionalista en contra de España o bien por sus poemas musicados sobre versos de otros poetas.

Pero un premio nacional de música es algo a lo que todos los músicos aspiran alguna vez en su vida. Es un reconocimiento sobre todo de orden profesional; incluso estoy seguro de que muchos de los premios nacionales convocados no tienen como estímulo una obtención en metálico lo suficientemente importante.

Para redondear la historia, es la primera vez que se concede… y, ¿será la última? Serrat ha comentado que “la noticia me ha pillado de sorpresa”. Además, “ni siquiera sabía de la existencia de tal honor”. Eso sí, se sintió orgulloso de que el ministerio de cultura de su país le dé la posibilidad de tener un nuevo reporte en su cuenta corriente, que quizás tenga los mismos números que la del resto de los españoles. Desde aquí felicitarlo por tener tan buenos admiradores y amigos. También lo felicito por tener a casi todo España y parte de América de su parte, y que todos los demás músicos seamos parte del ostracismo más cruel en detrimento de la popularidad de gente como él. Al fin y al cabo, él es músico… y los demás solo la hemos estudiado. Ni la sentimos ni somos capaces de demostrar nada a nivel emocional.

En el 2005, grabando en un estudio de Barcelona, el ingeniero, del cual no voy a dar el nombre por cuestiones lógicas, me comento la actitud de este señor en algunas de sus producciones discográficas. Su ego y su alta autoestima fueron mostrados por encima de cualquier cuestión musical. En las sesiones del proyecto “Serrat sinfónico”, peleó con todas sus formas para quedar por encima de la orquesta. Como uno de los detalles significativos, decir que todos los arreglos fueron realizados por uno de los músicos catalanes contemporáneos de mayor renombre, Joan Albert Amargós, quedando estos en un volumen tan bajo que casi no se aprecian en la música.

No defiendo que Serrat no sea un personaje con una trayectoria profesional intachable y una aceptación popular fuera de toda duda. Pero su música queda para los oídos de lo popular, haciéndose grande a costa de los músicos que se han encontrado a su alrededor en casi todos sus proyectos, aprovechando cuestiones políticas o emocionales.

Es de recibo que consideremos a este señor como parte de la música popular española; es lo que tiene este tipo de músicas, que si son aceptadas por el pueblo, son casi inamovibles y por su cercanía, estén presentes en nuestras vidas. Por eso, en un alarde de valentía creo conveniente hacer un homenaje no solo a los músicos de Serrat, sino a todos aquellos músicos que por cuestiones laborales han dejado su talento atrás por tener que comer todos los días, acompañando al cantante mediático de turno o al que en esos momentos determinaran las modas.

Señores, sin músicos no hay música… háganse ese planteamiento constantemente. A ver si Serrat reparte los atractivos 30.000 euros entre sus músicos o se los queda para hacerse otro chalet en la costa dorada, que no es mala cosa.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Música en la Grecia clásica

La cultura griega es cuna de nuestra civilización, y como tal, su influencia llega hasta nuestra época. Aunque en el terreno musical si existe una amplia diferenciación entre su concepto y el que tenemos actualmente. El problema que presenta son las pocas fuentes fiables, ya que existen multitud de documentos apócrifos, sobre los legados musicales, las escasas fuentes y la inexistencia de pruebas físicas, ya que nada del material instrumental se ha podido conservar.
Queda clara la influencia mesopotámica, de Egipto y de civilizaciones como la persa en sus estamentos fundamentales, pero los griegos dieron un paso adelante en las diferentes posibilidades humanas de la música. Los únicos datos medianamente fiables son algunos tratados, como el de Plutarco, y unos vestigios que han quedado grabados en esculturas, vasos y bajo relieves.

La civilización greco latina es quizás el primer momento donde la música es tratada no como tan sólo como arte, sino también como disciplina y parte fundamental de la doctrina pedagógica en todas las enseñanzas. La concepción que tenían los griegos, integraban no sólo la música propiamente dicha, partiendo de un conjunto donde también cabida la poesía, la danza y otras doctrinas relacionadas en proporción sonora o de movimiento, como por ejemplo el deporte.

Su razón estaba en el poder de dicho arte en la psicología humana, partiendo entonces del efecto que originaba dentro del mundo sensorial, incluso llegándole a otorgar poderes sobrenaturales y ciertamente peligrosos. Aristóteles, Platón, Euclides, Aristoxeno, y muchos más, describieron en sus tratados de música un perfecto sistema musical en el que el desarrollo integro de la persona pasaba por una educación donde todos los aspectos formativos se encontraban al mismo nivel de importancia.

La notación musical estaba organizada a través de dos procedimientos, uno para la música vocal y otro para la instrumental, y toda su disposición giraba en torno, fundamentalmente, a una serie de tres modos principales – dórico, frigio y lidio –, y seis modos secundarios que se originaban a partir de los básicos. En cuanto a la estructura instrumental, también existía una dualidad entre los instrumentos de aire, representado por el aulos – de tubo doble y doble embocadura –, y los de cuerda, como las cítaras o la lira, que se consideraba creación de Apolo. Otros instrumentos fueron importados de Asia menor y Siria, como en el caso de los elementos de percusión.

De hecho, el término “Música” está referenciado en el mundo de las musas, concediéndole los orígenes musicales a cuestiones no terrenales. Toda una serie de mitos engendran las relaciones que las musas tenían contraídas con la música. Existían numerosas leyendas para explicar orígenes y desarrollo sobre la creación de los sistemas musicales y de la aparición de los instrumentos musicales. Por ejemplo, como Hermes diseño la lira a partir del corazón de una tortuga, o Minerva entregó la flauta a Marsias.

Aunque la relación con la mitología tiene una parte real, en la que rapsodas y poetas épicos entonaban sus largos poemas usando como único acompañamiento una lira. En este punto, cabe comentar que la música se encontraba en casi todos los momentos de la vida social de Grecia. Existían certámenes musicales en todos los festivales y en los juegos deportivos, en las fiestas y en las panateneas, teniendo una participación de gran importancia.

Otra de las grandes aportaciones de la música en la Grecia clásica se va a dar en el extenso mundo de la tragedia. Desde los orígenes de la tragedia, el coro aportaba la razón como pueblo, mientras el ditirambo era narrado en sus inicios por el sacerdote, y más tarde por los actores en la escena. El coro se situaba delante del escenario, en la orchestra, que era un espacio semicircular de tierra plana al aire libre. Eurípides, que revolucionó el mundo de la tragedia, también se ocupó de su música, haciendo que el coro pasará del foso al escenario, haciéndole perder importancia.

La poesía lirica también se va a apoyar en la música para sus recitales, siendo indispensable en las narraciones de los bardos, que eran poetas profesionales que vivían en las casas de los aristócratas y mecenas griegos. Cantaban principalmente alabanzas a sus dioses e intentaban honrar a sus héroes. Pero pronto vieron la posibilidad de también tratar temas de corte amoroso, políticos, bélicos y sociales, ampliando todas las posibilidades de expansión en todos los terrenos. Lo contradictorio y negativo es que de estos poemas, no se ha podido conservar ninguna anotación musical, quedando huérfana de sonoridad y de realidad musical.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Cumpleaños feliz

Pues sí, estamos de aniversario… o por lo menos yo. A principios del mes de noviembre he cumplido mi primer año escribiendo e intentando aportar mis ideas y punto de vista a los maltrechos lunes onubenses en el ámbito musical en este medio de comunicación. Después de varios años dándole, literalmente la vuelta al mundo, al regresar a Huelva mi querido amigo Bernardo Romero, me invitó y brindó la posibilidad de escribir una pequeña crónica de un gran concierto que aconteció una apetecible noche del otoño del 2008. Y así nació El Templete: con objetivos y objeto concretados.

Todo comenzó con la finalidad de llevar a los lectores una impresión lo más cercana posible de las sonoridades y armonías que, por otro lado, mi gran maestro José Luis Rodríguez hizo arrancar de “sus manos” en el Gran Teatro capitalino. Fue mi primer artículo en El Mundo Huelva Noticias y mi primera tentativa en la defensa de músicos y música, sobre todo si son hijos de nuestra tierra.

Imagino que como cocer habas se cuecen en todos los lados, también en el mundo de la música nos sentimos pocos apoyados, nada fomentados y la mayoría de las veces maltratados. Yo como soy aun más afligido e idealista pienso en el poco respeto que existe hacía lo que no es tan sólo una profesión, sino una pasión, volviéndose todo mayoritariamente de color gris.

Es por esto por lo que cada vez que denoto que alguien quiere participar de mis semejantes objetivos, me vuelvo hacia él con ánimo y candidez. Lógicamente, a menudo te acercas equivocadamente a quien no debes, pero en la generalidad de las ocasiones encuentras en cruces de caminos gente con la misma lucha, o con la aplicación de proteger frentes comunes. Creo que mi postura puede ser tomada como intransigente, pero mi educación y conciencia es lo que me pide.

En estos más de doce meses, son muchos los amables lectores que me han ayudado con un simple “te leo todos los lunes en El Mundo”, dispensando un nuevo afán para continuar con la organización delicada de las letras, algo que como Licenciado que soy en Humanidades, la antigua Filosofía y Letras, debería dárseme bien. Sinceramente, soy más de las filosofías que de las letras: gana el alma por goleada a lo terrenal.

Aunque también me he cruzado con aquel que me atormenta por no escribir unas dedicadas líneas en su favor, este no merece por mal tratar y usar la música en pro de cuestiones alejadas a la realidad y a la construcción existencial de tan magnífico arte. Del mismo modo que me siento cercano de quien ama todo lo musical, también detesto, y con enorme fuerza, a aquel que por asentar beneficios propios y asuntos distanciados, usan a propósito la música para sacar tajada desproporcionadamente.

Es hondamente satisfactorio estar cerca de todos los proyectos que fomentan y procuran respeto por los músicos y la música hecha de verdad. Son infinidad las opciones y ensayos por parte de los patrocinios privados de mantener en Huelva un circuito de música en directo. El problema, que además lo hemos tratado en bastantes artículos, es no sólo no contar con el auxilio institucional, si no que son un cúmulo de trabas las que se les presenta, cuando esta actividad debería incluso estar subvencionada, tal y como se hace en otras ciudades españolas.

En cada uno de mis palabras he procurado que se entendiera no sólo un propósito, si no que se pudiera buscar una segunda línea, algo más meditado y subterráneo. Sé que es muy complicado llegarle a todo el mundo, pero mis esfuerzos siempre han estado y estarán encaminados a un mismo objetivo: no sucumbir en lo material, en lo efímero… mejor llenar el espíritu de sensaciones a través de cualquier manifestación artística que estar pendiente de lo superfluo de las vidas ajenas, por ejemplo.

Debemos estar dispuestos a meditar y a valorar sobre las cosas que nos rodean, siendo la música parte inherente e inseparable del ser humano. Pero sin categorías ni disyuntivas, sabiendo disfrutar en cada momento de lo humano y terreno, aglutinando en ello también la parte emocional y sensitiva más pura y quizás única.

No desperdiciar el tiempo en la desidia y en la pereza, romper con las modas y los oportunismos sectarios que azotan a los grupos sociales del siglo XXI con designios poco claros.

Gracias por vuestros mensajes constantes en el blog de El Templete, a los comentarios que me hacéis llegar personalmente, y por supuesto al medio que me deja escribirles, por la libertad de la que gozo para poder expresarme semana tras semana. Va por ustedes y por otro año más de referencias musicales, vivencias en su alrededor y conmociones armónicas y sonoras.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Oportunismo e intrusismo musical

Estos dos conceptos, los cuales yo siempre he emparentado a la estafa y al engaño, son parte del contenido de un discurso constante en la vida artística occidental desde hace unas décadas. Quizás por omisión, o bien por confusión, este planteamiento básico se ha plasmado en multitud de producciones y se han vendido con imágenes que han ayudado a la tomadura de pelo constantemente. Quizás se puede pensar en el reproche como actitud personal, pero lejos de esa postura, y con la tranquilidad de ser lo más objetivo posible en mis ideas, me siento con la responsabilidad de llevarlo hasta donde se puede llegar.

Consideramos que para todas las disciplinas humanas se debe y requiere tener una formación minuciosa, tanto teórica como mayoritariamente experimental. Nadie en su sano juicio, se pondría en las manos de un señor que nos dice que es médico para que nos opere de apendicitis, y no ha estudiado y puesto en práctica los estudios universitarios de medicina. Desde luego sobra decir que ninguno de nuestros queridos lectores se fiaría lo más mínimo de dejarse intervenir quirúrgicamente por alguien que dice saberlo hacer aunque lo haya aprendido a través de un curso por correspondencia. Pues este ejemplo extrapolado a otras realidades puede resultar efectivo.

Las atribuciones que cada cual posee se deben a una extensa formación, tanto en el terreno técnico como en el empírico, que como hemos comentado antes es en multitud de ocasiones, es inclusive más importante. Aun así, en el terreno artístico sufrimos las continuas intromisiones de individuos y grupos de personas que ni tienen formación como para participar de estos lenguajes, ni siquiera, que es aún peor, hacen por tenerla. Y por supuesto, la música no es la única disciplina junto con las otras artes que sufre de esta pandemia. Un ejemplo manifiesto es el de los periodistas. ¿Cuántos personajes mediáticos quitan literalmente el puesto de trabajo a muchos y grandes profesionales de la información?

Este es un debate extenso y pesado. Pero, ¿por qué se les da tanta cancha a estos inventos pseudo músicos? ¿Dónde tienen lugar todos aquellos grandes artistas y virtuosos que dejan su vida por formarse como músicos? Una de las cuestiones que a menudo hemos tanteado es la de si merece la pena tanto esfuerzo, dedicación, trabajo y sacrificio, si luego llega algún producto, normalmente manejado entre campañas de marketing o bien por encantamientos propios, y la última argumentación es la importancia de la música en todo esto.

No concebimos la vida sin música; pero tampoco sin músicos en cuanto a producción artística. Otra cuestión es el concepto humano de la música en sí, sin necesidad de la aprobación general de un público establecido, si no del concepto popular y participativo que representan este tipo de lenguajes musicales. Es decir, que la música como interpretación y expresión del pueblo en términos generales existe y existirá por siempre, posibilitando el hecho de que todos podemos usarla como parte indisoluble del ser humano.

Pero perceptiblemente existe una amplia línea que separa la música popular de la música hecha con conciencia. El siglo XX ha visto como esta música de corte habitual se ha impuesto por sus características de sencillez y simplicidad para acercarse de manera más próxima hasta los oídos de los consumidores. Lo interesante de todo esto es que incluso los músicos que han trabajado en estos ámbitos se han preocupado en formarse. El caso más extraordinario es el de The Beatles, que a pesar de todo lo conseguido casi de forma innata y sin conciencia, durante toda su carrera artística asistieron y procuraron atender sus necesidades musicales con la búsqueda constante del saber musical.

En la actualidad hay mucho cantante o similares productos que con sacar la voz de su cuerpo ya están exigiendo un lugar dentro del panorama musical. Sin ningún tipo de interés por hacerlo siempre lo mejor posible, se contentan con reclamar y demandar su posición de “estrellita” sólo por tener conciencia de que con una bonita voz ya se abren las puertas del éxito, en todos los sentidos.

Es de vergüenza ver cómo actúan estos enormes artistas de las grandes producciones discográficas en las que su rostro por si mismo vende todo lo vendible. Pero eso sí, eso de cantar bien se queda para otros: para los que luchan cada día con sus estudios. De todas maneras, la conclusión a la que llegamos no es para culparles a ellos, si no a todos los que los escuchamos e incluso los apoyamos. Estos viven exclusivamente de nosotros y de nuestras opiniones, y desafortunadamente, estas están demasiado condicionadas por agentes externos.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Apostando por la música en directo

Hace un par de semanas, llegaba hasta mis oídos una curiosa y a la vez pienso que acertada propuesta desde un lugar cercano al mar. Los que me conocen saben cómo me tira eso de tener sensaciones pegado al Atlántico, colmado de olas y complacido por toda la arena. Como bien dice un buen amigo “cada uno es cada uno”, y a mí me satisface en gran manera pasar buenos ratos lo más próximo a la playa, da igual la época de año que sea. Afortunadamente, gozamos de uno de los mejores climas de Europa y de más horas de sol que nadie en el territorio español.

Si a todo esto encima le añadimos la música, entonces a mi no hay quien me mueva del sitio. Ante mi curiosidad, me acerque hace un par de sábados a conocer aquel lugar donde supuestamente la música se hace más humana si cabe. Y sinceramente, ha sido una sorpresa de mayúsculas proporciones. Después de charlar con sus gerentes un buen rato, pude observar como en sus palabras brotaba sobre todo la ilusión por recrear en un espacio de dimensiones casi únicas, un proyecto a medio o largo plazo donde la música no sólo tiene cabida como algo más, sino que se le da la importancia que se merece.

Y yo como soy de los que piensan que la música en estos sentidos está tan maltratada, admiro con gran entusiasmo a todo aquel que apoya sin condiciones cualquier ayuda y esfuerzo por hacer que los conciertos en directo sean parte importante de sus actividades. Es más, programar este tipo de eventos conlleva una serie de sacrificios y trabajo que estoy seguro alguno sería incapaz de llevarlo a cabo; no por no poder, si no por no atreverse. Esto lo digo con todo convencimiento porque recapacito desde mi tesitura y disposición.

La Sala Atlántida, a la salida de El Portil, en dirección hacia El Rompido, está programando todos los domingos al mediodía una serie de audiciones y conciertos que me da a mí la sensación de que va a dar mucho que hablar. Y lo mejor es que esto no es el único ofrecimiento que nos dan. Desde media mañana ya se puede disfrutar de su terraza interior tomando unas cervezas y aprovechando del espacio para tener la sensación marítima sin estar propiamente en la playa. Además tienen cercano un parque infantil, con lo que el problema niños está solucionado.

Posteriormente, a la hora del almuerzo, nuestro amigo Antonio y sus colaboradores nos invitan, literalmente, domingo tras domingo a una sorpresa gastronómica. Una degustación que puede variar desde una gran paella, pasando por unos garbanzos, o una excelente barbacoa con chacinas de la sierra de Huelva. Y totalmente gratis, a cuenta de la Sala y como ofrecimiento a todos aquellos que se acerquen hasta allí para escuchar música en vivo.

Ciertamente es una oferta difícil de rechazar. Y si encima la sobremesa, a eso de las cuatro de la tarde, es amenizada por un concierto en directo de algunos de los músicos y de las bandas más sobresalientes de Huelva, pues ya ni les cuento. Es decir, que pasamos un domingo con todas las letras: de relax absoluto, con buena comida, inmejorable ambiente, trato exquisito, agradable música y en un marco incomparable. Les aseguro que quien se acerca y conoce la Sala Atlántida vuelve en cuanto tiene un rato.

Estos últimos domingos, hemos podido disfrutar de gran manera de todo esto que les cuento. La idea es institucionalizarlo, y poder contar en la costa de Huelva con un lugar que nos oferta una agenda de conciertos incluidos en una operación tan laboriosa y completa. La idea es más que atractiva, con lo que pienso que este tipo de iniciativas tendrían que estar muy apoyadas. Y aunque no se subvencionen, sería ideal no ponerles muchas trabas.

Siempre es la misma historia: son muchos de los empresarios hosteleros de Huelva los que más apoyan a los músicos onubenses. Es de agradecer todos los esfuerzos de contar con actuaciones de música en directo en sus locales, y la mayoría de las ocasiones no sólo es que no se colabore, sino que encima desde muchos estamentos sociales y políticos se impide sistemáticamente este tipo de empresas.

Si viviéramos en otro lugar, se fomentaría mucho más, proporcionando una autentica cultura de interpretaciones musicales en directo. Queremos parecernos a nuestros hermanos europeos en todo lo que podamos. Pero en ese sentido estamos realmente alejados, en las antípodas. A ver si de una vez por todas si no quieren hacer nada por los músicos onubenses, que no lo hagan. Pero por lo menos que permitan que de otras manos emerja de una vez por todos los condicionantes y las grandes motivaciones artísticas de las que adolece nuestra tierra.

domingo, 1 de noviembre de 2009

La música en lata



Como las buenas conservas, el concepto de la música grabada se ha hecho útil para guardar como memoria y elemento musicológico todos o gran parte de los archivos sonoros que se ha producido durante el siglo XX y en los venideros. En ese sentido, ha sido toda una revolución en cuanto a las posibilidades de conservación y difusión de infinidad de composiciones, sobre todo a nivel popular, que se hubieran perdido o no hubieran encontrado respuesta de los oyentes. De hecho, las iniciales pruebas fonográficas de Edison, el fonoautógrafo de Leon Scott y otros intentos de realizar experimentaciones con el sonido, sólo tenían una intención: poder almacenar lo que escuchaban.

Todo el desarrollo y la evolución posterior, son un entramado de tecnologías y avances uno sobre otro. Thomas Edison recreó un sistema de grabación analógica capaz también de reproducir una serie de ondas que se transforman en vibraciones mecánicas escritas en surcos dentro de un cilindro recubierto de cera u otro material similar. Lo llamó fonógrafo. Para reproducir lo grabado se procedía a realizar la acción a la inversa sugestionando una fina aguja que recogería esa vibración, pudiéndose amplificar a través de un cono o bocina.

La aparición del gramófono y del disco de vinilo casi a finales del siglo XIX va a posibilitar el primer uso comercial de las grabaciones acústicas. Este tipo de disco también va a presentar una serie de cambios, evolucionando en tamaño, materiales, calidad sonora y el hecho de poder usar las dos caras, representando un nuevo avance. Emile Berliner va a patentar el gramófono como aparato capacitado para únicamente para reproducir. Para grabar se siguió usando en gran medida un tipo de fonógrafo mejorado. Pero el disco de vinilo se impuso por su capacidad de fabricación en masa.

En 1925 se comienza a extender el uso del tocadiscos, que ajusta la reproducción gracias a que se produce de manera eléctrica, y no electroacústica. Consiste en una cabeza móvil que consta de una aguja que recibe las vibraciones de los surcos de los discos y está preparado para recogerlas y a través de un amplificador poder emitir. De este modo, teníamos control de volumen del sonido. También el hecho de constar de un motor que hacia girar el disco de manera automática, facilito su expansión y utilidad.

Paralelamente a todas estas prosperidades tecnológicas, se estuvo trabajando en la grabación y reproducción en cinta magnética, dando origen finalmente a un uso constante de este sistema para los estudios de grabación. Es decir, desde casi principios de siglo la mayoría de las producciones fonográficas se decantaron por la grabación en cinta con multitud de formas y métodos, dejando para comercializar exclusivamente el disco de vinilo. Pero a partir de los años 60 se va a crear un modelo más económico y con ciertas ventajas de producción en cinta magnética: el casete compacto.

En todo esto, la aparición de numerosas propuestas para mejorar la calidad del sonido analógico nos llevo, por ejemplo, a la creación del sistema estéreo o a la eliminación del ruido incidental con el Dolby tipo B, además de otras mejoras en cuanto a materiales, como la cinta de cromo. Y por supuesto, la era de la Alta Fidelidad.

Pero a la postre, todas estas intenciones se van a quedar obsoletas en cuanto aparecen las nuevas fórmulas digitales. Las mejoras en todos los sentidos fueron claves: costes, calidad del sonido, manipulación instrumental, comercialización,… y así hasta un largo etcétera. La difusión del disco compacto como soporte de audio digital causo una autentica revolución a todos los niveles. Un negocio que mantenía unos dividendos de progreso desde su creación se tornaron en una industria de enorme repercusión mediática y social.

Muy poca gente que hace uso de la música como consumo propio, nunca se ha detenido a plantearse lo fácil que tenemos el poder escuchar y disfrutar de los estímulos sonoros con tan sólo apretar un botón. El hecho de complacerse en tiempo real con una buena composición u obra musical en el preciso instante en el que se nos antoja recibir esa información audible, es algo que alcanzaríamos, si pudiéramos, a remitir a muchas de las generaciones de nuestros antepasados.

No somos conscientes de muchas de las facilidades que nos otorgan las tecnologías más novedosas,… pero en concreto en cuanto a la escucha musical diaria, deberíamos de tener presente como todo un proceso de perfeccionamiento nos ha otorgado esta posición, con todos sus valores. Y aunque durante todo este tiempo de gestación hay quien ha hecho negocio de este progreso, hay que darle su valía y reconocer su pureza. De estos otros mercaderes y tenderos musicales hablaremos en breve.

domingo, 25 de octubre de 2009

Un trozo de la historia del rock español: Manolo Arias


Lo que es la vida: después de andar todos estos años entre músicos, recientemente he tenido la oportunidad de coincidir con un gran profesional y mejor persona en el mismo proyecto. Como algunos de ustedes saben, Och8 Vientos ha estado todo el verano encerrado grabando su nuevo álbum en los Estudios Rimshot de Pozuelo de Alarcón, en Madrid. Pues bien, un gran amigo del estudio y de Carlos Lillo, su gerente e ingeniero, nos propuso la magnífica idea de grabar algunas guitarras en nuestro disco.

Como contamos con los recursos más escasos de la historia de la música, sin apoyos y sin ayudas ninguna por parte absolutamente de nadie – creo que es de merito – lo primero que le comentamos a Carlos fue que si quería participar tendría que ser de manera altruista y colaborando con la noble causa de un grupo de muchachos onubenses a los que sólo apoyan la gente de su entorno y por supuesto, aquellas personas que les satisface la música en directo bien hecha, que son muchos por nuestra tierra.

Manolo Arias, nacido en Madrid hace ya un puñado de años, nos ha ilusionado enormemente con su participación en nuestro nuevo trabajo de estudio, haciendo aun más si cabe interesante este disco. Precisamente cuando supimos que él colaboraría quisimos dejarle el tema que da nombre al álbum “Camino por andar”, canción con ideas rockeras y nueva propuesta dentro de nuestro ecléctico estilo. Del mismo modo ha tocado en otros dos cortes.

Comienza sus estudios en guitarra clásica a los once años de edad. Sin embargo, las tendencias musicales que llegaban de Europa y EE.UU le llevan a experimentar en el campo del rock formado su primer grupo, JERUSALÉN, a la temprana edad de 13 años, le seguirán en los años siguientes otras formaciones de carácter amateur como ARCEVAL o YERBA. Con 21 años de edad comienza a tocar con BELLABESTIA, formación que le dará las claves para su futuro desarrollo como músico.

Tras esta experiencia se alista en PANZER. En esos momentos, decide cambiar de rumbo y crear su propio proyecto musical: NIAGARA. Grupo emblemático del rock de los 80 con el que consigue cosas tan impensables en aquel momento para un grupo español como dos giras por Inglaterra, una gira por Suiza y un alto nivel de ventas en Japón. La banda publicará tres discos: “Now or Never”, “Backstage Grils” y “Niagara III”, sin embargo, la poca aceptación en España y la no decisión de dar definitivamente el salto internacional provocan la disolución de la banda.

Paralelamente a su etapa en Niagara es profesor de la entonces prestigiosa escuela Rockservatorio. Tras la disolución de la banda comienza a dar vueltas en el mundo de la música compaginando orquestas como Malicia o Tráfico, grupos como LAZY y CORAZONES NEGROS y colaboraciones con otras bandas. Al mismo tiempo decide ampliar sus conocimientos musicales recibiendo clases de armonía con Félix Santos, consiguiendo una evolución extraordinaria que se plasma en el disco “Un Día Perfecto” grabado tras ingresar en MOTORES y trasladar su residencia a Vigo.

Finalizada la etapa de Motores, vuelve a Madrid y se ve inmerso en una auténtica vorágine de trabajo que va a dar como fruto uno de los momentos más prolíficos de su carrera y que continúa en la actualidad. Trabaja como productor para Pies Records y como productor independiente, igualmente es músico de estudio y sesión trabajando para gente como Esther Lago, Inma Serrano, Toronto, Maltes, etc.

Paralelamente en 1999 entra en MURO, grabando uno de los mejores Cd’s de la banda “Corazón de Metal” y el directo “Este Muro no se cae”. En el 2003 entra a formar parte de la mítica banda ÑU. En el 2007 se incorpora a la reunión de SOBREDOSIS, para realizar un único concierto en el Leyendas del rock del 2007; sin embargo, la acogida y expectación creada es tal, que la banda, en agradecimiento a su público, realiza otra serie de conciertos. Hoy en día, compagina ÑU, su trabajo como productor, la desconocida faceta como músico de estudio y sesión y su bandas actual: ATLAS, formado junto a otros grandes músicos del panorama nacional: Ignacio Prieto, José Martos y Ángel Arias.

Por todo esto, es un orgullo profesional que alguien de la trayectoria de Manolo Arias haya querido tocar con nosotros en nuestra nueva intención musical. Será difícil poder agradecerte todo lo que has y estás haciendo por nosotros. El rato que pudimos compartir hace un par de semanas en las sesiones de mezcla fue de gran pureza, donde pudimos departir contigo tanto cuestiones profesionales como personales, denotando la magnífica persona que por supuesto eres. Gracias por todo y espero vernos pronto. Un fuerte abrazo desde Huelva.

viernes, 16 de octubre de 2009

Buena música en El Postero de Corrales

Och8 Vientos en Colombinas 2009 from Och8Vientos on Vimeo.

Existe un pequeño lugar, que para mi fortuna conocí hace ya un tiempo, donde me encanta departir un buen café si es por la tarde, unas excelentes tapas a la hora de almorzar o cenar, y un ambiente cultural selecto en las noches de copas. Y ese rincón está a dos minutos de Huelva; sólo tendremos que cruzar cualquiera de los dos puentes que nos llevan hasta Aljaraque o Punta Umbría.

Nos estamos refiriendo a “El Postero”, un recinto lleno de alternativas, acentuado por un admirable contexto y con multitud de opciones a todos los niveles. Todo ello adaptado con una magnífica decoración y un gusto estético digno de admiración. Situado en la parte primera de Corrales según se llega por el puente, se accede por detrás de la Gasolinera situada en el parque comercial, justamente detrás de La Oca. Algunos de ustedes quizás lo conozcan porque en el hall tienen un sofá enorme de una sola plaza pero del tamaño de Gulliver en Liliput.

A parte del interior intimista y agradable, tienen un porche muy confortable al estilo terraza con plantas y una terraza en la parte exterior de gran tamaño donde los sábados y los domingos al mediodía es un verdadero placer disfrutar de sus novedosas y excelentes tapas y del mejor sol que nos brinda nuestro clima. Eso regado con unas cervezas o un buen vino, tenemos resuelto el pasar un apacible momento en cualquier coyuntura.

Pero si encima tenemos todos estos elementos, por si fuera poco, nos invitan a un programa de conciertos y música en vivo, performers, espectáculos variados, etc., de grandísima calidad y teniendo presente el mismo gusto y criterio de excelencia que con “El Postero” abre todos los días sus puertas. Sus principios nos aseguran una exposición con distinción y fuera del lado más desconsiderado con nuestros oídos, algo que apoyamos y por otra parte, agradecemos. Poder contar en Huelva con un sitio de estas características hace de la oferta tanto musical como gastronómica un punto más a favor de nuestra propuesta turística.

El pasado jueves quince de octubre, tuvimos la suerte de llevar nuestra música hasta su coqueto escenario: nos apetecía mucho reunir en un sitio tan particular y significativo a nuestros amigos más cercanos y paladear una excelente cena y mostrar algunos de los temas de nuestro próximo disco, que está a punto de concluirse en los “Estudios RIMSHOT” de Madrid en formato acústico, o como bien se puso de moda hace algún tiempo en la cadena musical MTV, unplugged o desenchufado.

Y lo mejor es que Och8 Vientos repetirá, esta segunda vez su concierto pero en conformación eléctrica, el próximo cinco de noviembre a eso de las diez de la noche, y dentro de la programación propuesta por los amigos de “El Postero” para todo el próximo curso. Durante todos los jueves se llevarán a cabo conciertos a la hora de la cena en un ambiente agradable y con una cocina de sublime sabor.

Según hemos sabido, habrá numerosas sorpresas a lo largo de estos fines de semana culturales que propondrán los amigos de “El Postero” y que empiezan los jueves. Así, uno de sus gestores, Raúl, nos aseguraba que numerosas bandas llenarán de sonidos las noches culturales del local. Y no tan sólo de la provincia de Huelva, si no alguna de Málaga y también de Sevilla, como por ejemplo la formación que lideran Carlos Asensio y Javi Fernández que llevan por nombre “El Grito”. Esta banda, de la vecina localidad de Alcalá de Guadaira, está terminando de maquetar las canciones del que será su primer disco en el mercado. Una fuerte apuesta por la música pop y rock de calidad hecha en nuestra tierra. Vendrán a Huelva el diecinueve de noviembre para estar en “El Postero” y demostrar el por qué es una de las bandas con mayor proyección a nivel estatal.

Por otro lado, nos contaban los amigos de “El Postero” toda una serie de mejoras que se van a llevar de inmediato en el establecimiento, como ejemplo la renovación por completo del mobiliario interior. Particularmente, el que tienen en la actualidad está bastante cercano a la estética a la que han intentado acercarse, pero no deja de ser menos cierto que con toda seguridad van a dar mucho que hablar con estas nuevas mejoras, volviendo a girar la tuerca del buen gusto.

Yo, personalmente, ya he solicitado un hueco para todas esas actuaciones y conciertos: no pienso perderme ni una. Espero que las obligaciones familiares y laborales me permitan asistir con asiduidad a su magnífica oferta cultural y gastronómica. Aun así, me acercaré en otros momentos, aunque no haya música en directo, ya que el lugar me brinda y proporciona una serie de beneplácitos que pocos sitios pueden ofrendar por la zona.

sábado, 3 de octubre de 2009

¿Es tan bueno lo qué nos gusta?

Arrastramos, a veces, una soberbia denotada por nuestra propia seguridad y autoconfianza. Y sí, yo la tengo, soy el primero en declararlo abiertamente. Es más, creo que el haberme enfrentado a ella y superarla en cuanto a su propia concepción, me permite juguetear con esa firme realidad y buscarle sus consecuencias y posibles soluciones.

Debemos partir de un concepto claro y contundente: la objetividad al cien por cien, en su totalidad, no existe. Incluso puede variar por cuestiones múltiples al mostrarse de forma semejante en casi todas las ocasiones. En muchos de estos momentos la realidad es tan relativa como que cada uno somos de nuestro padre y de nuestra madre. Con lo que basar esa verdad verdadera en como yo lo ve uno mismo es el primer error.

La capacidad de reflexión, de pensamiento y de la valoración crítica tienen que actuar como una auténtica guadaña. Y la situación es que es algo que en la vida cotidiana hacemos con total naturalidad y eficacia. Pero si esta misma respuesta es buscada en cosas más triviales o personales, nos encontramos con la esa verdad demostrable se muestra con variantes muy características de las circunstancias propias de cada uno de los mortales: fidedigna subjetividad.

En el caso particular de la música, nuestro taxativo criterio se debe imponer con superioridad manifiesta, ya que lo que escuchamos, y no cabe la menor duda, es sin duda la música de mayor rango que jamás se haya compuesto… las preguntas son: ¿de dónde sale ese planteamiento? ¿Cuál es la base teórica desde donde lanzo tal razón?

Normalmente lo que ocurre es que desconocemos esos motivos para lanzar afirmaciones tan particulares y privadas como las de ser de un equipo de futbol o de otro.
Es más que habitual el tener que soportar los gustos musicales de conductores desaforados en automóviles que por un rato se convierten en improvisados salones de baile, discotecas o centros de concierto. Y yo, sinceramente, no tendría ningún problema en que cada cual cuide sus orejas como quiera, y que les dieran el tratamiento que cada uno quiere para sí, mientras tanto el volumen no superara los famosos sesenta y cinco decibelios permitidos por ley y aprobados por la Organización Mundial de la Salud para cuestiones de contaminación acústica.

Pero aun no siendo así, yo ni me enorgullezco de escuchar la música que escucho, ni mucho menos me molesta lo que escuchan los demás. Y para rizar el rizo, algunos se defienden atacando: siempre es mucho mejor lo que yo escucho que la música que pones tu…

Yo estoy dispuesto a sodomizar mi estética musical siempre y cuando alguien me diera razones de peso para pensar en lo contrario que en los pequeños conocimientos musicales me permiten cimentar mis ideas. No son válidas las excusas personales sin fundamentación como por ejemplo “es aburrido”, “es muy antiguo” o “poco moderno”, etcétera. Esas afirmaciones sin establecer criterios serios y básicos, no sirven para nadie ni para nada. Eso sí, nos hacen fuerte en nuestro propio mundo. Algo que solo nos vale a cada uno de nosotros para autojustificarnos las cosas, y que a menudo es intrascendente, ya que con uno mismo no se tiene que demostrar casi nada.

Dispuestos a girar aun más la dichosa tuerca, esas opiniones dogmaticas tan personales, lo único que hacen es cerrar aun más si cabe nuestras intenciones. Me parece muy interesante el hecho de no poner etiquetas a nada… trabajar a nivel auditivo cualquier música desde la perspectiva de lo que nos puede aportar y si lo que tengo o lo que me queda por escuchar podría aportarme cosas nuevas, sensaciones inesperadas, conceptos por descubrir, pensamientos por tener, etc.

De este modo, muchos de los que leerán este pequeño ensayo podrán remitirse a abundantes situaciones vividas como las comentadas. Todo lo nuevo atrae, pero en cuanto a lo musical, existen multitud de casos en los que de pleno rechazamos una obra musical por prejuicios exiguamente desplegados, sin darle oportunidad a algo que posiblemente llene nuestra apreciación y satisfacción. Creo que esta es una cuestión de madurez sensitiva: el logro personal de tener un firme criterio sobre una materia concreta cede ante la posibilidad real de la música que escuchamos.

Lo ideal sería fijar unos parámetros lo más objetivos y efectivos posibles. Y partir de ahí… porque todo lo demás es luchar contra conceptos personales, algo que debemos respetar pero que seriamente no nos lleva a ningún punto de veracidad, ni de provecho. Las opiniones bien fundamentadas son a aquellas que debemos prestar atención. Todas las restantes son tan individuales y exclusivas que serían imposibles de seguir aunque tuviéramos intención de ello.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Guitarras, tan sólo guitarras.

Como algunos de los amables lectores ya saben, y quien no, me satisface comunicárselo, soy un gran enamorado de estos instrumentos con forma de ocho. No sólo por ser el instrumento que durante multitud de años ha sido mi más fiel compañera de viajes musicales, si no por haberme permitido ser el vehículo comunicativo físico con el cual crear y expresar todas mis inquietudes artísticas sonoras.

La guitarra es un medio de cuerda pulsada de orígenes dispersos y variados, ya que desde la antigüedad se han usado multitud de instrumentos similares pero con formas y sistemas diferentes. Hay bajo relieves de mil años antes de Cristo donde se pueden observar diversos cordófonos, demostrando que los inicios se remontan casi a los comienzos de la historia de la música. Después llegaran salterios, cítaras, sitares y monocordios. Pero a quien podemos considerar ascendiente directo es al laúd o ud.

Este instrumento de origen árabe ostenta por derecho propio ser el pariente más cercano de la guitarra. También encontramos una disección con la aparición de la mandola o mandolina en Europa a principios del segundo milenio.
Pero la trasformación final va a llegar de mano de la vihuela, semejante al laúd pero de caja plana y estrecha. Y aunque en sus principios, tanto la vihuela como la guitarra renacentistas se usaban para el acompañamiento y para exclusivamente el rasgueo, durante el siglo XVI se llevan a cabo los primeros libros y colecciones de tablaturas y cifrados para tañer vihuela del sevillano Alonso de Mudarra entre otros. Ya en el siglo XVII, aceptada por evolución la guitarra, el insigne teórico y guitarrista Gaspar Sanz creo multitud de tratados que hoy en día siguen en vigor y se continúan estudiando. Como anécdota contarles que este aprendiz de guitarrista eterno estudió en sus años de conservatorio más de un estudio del caballero Gaspar Sanz, con dificultades y más de un dolor de cabeza.

El siglo XIX consolida la guitarra moderna como elemento indiscutible del discurso musical español, con la presencia del maestro Francisco Tárrega, que revolucionó la técnica del uso de pulsar las cuerdas, evolucionando hasta los conceptos más modernos, la mayoría en su totalidad usados en la actualidad. Confirmarles de la misma manera que a Gaspar Sanz, a Tárrega se le sigue estudiando e interpretando en multitud de conciertos y audiciones. Incluso en los últimos tiempos he podido observar como algunas pequeñas obras como Lágrima o Adelita han sido usadas como soporte sonoro para anuncios televisivos.

De gran importancia es también el desarrollo en base a su construcción. Almería se convierte en el lugar donde Antonio Torres junto con la colaboración de Julián Arcas se reestructura físicamente la guitarra actual que se expande por todo el siglo XX. Podemos destacar a Andrés Segovia o al murciano Narciso Yepes como exponentes de la guitarra a nivel mundial durante esta centuria.

Este trayecto largo y variante va a ofrecer una serie de variaciones de suma importancia para diversos conceptos a nivel estético musical, pudiendo encontrar disparidades de la guitarra. En Estados Unidos, Orville Gibson readaptó la guitarra clásica con cuerdas de acero, dando origen a la guitarra acústica. Este modelo era usado para entonar canciones del western americano a finales del diecinueve, y va a ser la propulsora de la guitarra eléctrica a principios del veinte.

El uso de la guitarra en el fantástico mundo del jazz hizo que a las guitarras de caja huecas se les pusieran unos micrófonos para poder amplificar el sonido y competir en volumen con sus hermanos de concierto. De este modo, se le fueron incorporando unos fonocaptores electromagnéticos que recogían las vibraciones y eran codificadas en pulsos eléctricos que se mandaban a un amplificador de sonido. De este modo nace la guitarra eléctrica, en la que Leo Fender y la empresa Gibson, con la colaboración del guitarrista Les Paul, tuvieron un papel de importancia en su diseño. Estas guitarras pasaron de ser guitarras de cuerpo de caja hueca a ser de material solido, aprovechando las características de la vibración del cuerpo de una pieza o de dos ensambladas.

Otra de las variaciones o diferentes utilidades a las que se le ha dado en España ha sido para el acompañamiento del cante flamenco. Así mismo se logra, en un giro de tuerca más a las posibilidades de este instrumento tan rico, que la guitarra flamenca llegue al concepto de solista, equiparándose a la guitarra de tradición clásica, y situándose gracias sobre todo al grandísimo Paco de Lucía, en la misma posición que otros formatos musicales donde se presenta con un papel principal.

domingo, 20 de septiembre de 2009

La música y el mar

Siempre he sido muy atrevido, y ahora que mi vida pasa por un estado algo extraño, quizás haya llegado el momento de escribir este pequeño ensayo sobre lo que a un músico, nacido cerca del mar, le produce el binomio entre esta y sus composiciones. Reitero lo de osado porque en multitud de veces la incomprensión ronda con fuerza mis sensaciones y pensamientos, así como la percepción que de mis ideas puedan tener los demás. Es una lucha, una revuelta entre lo que creo que debo reflejar y el absurdo “que dirán” de los que me escuchan. Sinceramente, a veces ha sido algo a lo que poca cuenta le he echado, vertiendo mi indiferencia en los estímulos que pudiera originar. Pero la realidad es otra bien distinta; vivimos, como artistas, para y por la apreciación de los que reciben nuestra información, debiéndonos en gran medida a ellos.

Eso no quita que no piense en mis propios incentivos para llevar a cabo una obra musical. El egoísmo propio es también parte de artista. Es más, existen demostraciones palpables de que eso ocurre en todos los niveles de nuestra supervivencia, con lo que si lo extrapolamos al mundo creativo, no debe ser distinto. Aquí, por lo menos en mi caso, es donde entran en juego la totalidad de mis vivencias personales, sirviendo no tan solo como apoyo de ideas, si no como parte dura de mi personalidad y carácter.

Como es lógico, para quien nace, vive y crece cerca del mar, las influencias pueden ser dispares, otorgando una proyección subordinada a diferentes parámetros personales. Pero como bien digo, en mi trayectoria como músico, el mar siempre ha estado muy presente. Me he sentado en la orilla en infinidad de ocasiones para hacerme preguntas sobre cómo sería una composición musical escrita desde la descripción sensitiva que provocan las olas rompiendo sobre la arena. Y las respuestas han sido siempre muy contradictorias y confusas. Eso sí, he aprovechado para captar y memorizar las sensaciones que confieren este tipo de relaciones.

Luego no ha sido difícil trasladarse; al contrario, las sensaciones nemotécnicas han fluido como ríos de lava de un volcán en plena efervescencia. He tenido la posibilidad de contemplar un atardecer en Punta Umbría cada vez que lo querido con fuerza, solo he tenido que proponérmelo. Esas imágenes me han acompañado desde pequeño, y cuando he estado lejos de mi tierra, sólo con un pequeño esfuerzo me he autoproporcionado una emisión de estímulos. Estos me han permitido jugar con la evocación, presentando en seguida un apunte imaginario que me trasladaba.

Del mismo modo, tengo clasificados los días, los meses, las estaciones, los diferentes climas, el sol, la lluvia, la noche, etc., pero todas en el mismo lugar y en el mismo espacio. Puede ser gran dificultad entender todo esto para alguien de interior, pero para nosotros, los que vivimos por aquí, si rebuscamos en nuestro recuerdo, también podemos sustraer de él colores, olores e incluso sabores. Tan solamente hay que poner en pie nuestra propia sensibilidad y llegará sin obstáculo alguno. Pues si esos que ustedes sienten podemos llevarlo al mundo de la expresión, todo tiene otro matiz: más cercano, más real, más posible…

La música es uno de esos formatos que por su condición de ser un lenguaje de facultad abstracta, el ser humano ha utilizado siempre con mayor naturalidad para enunciar lo más hondo de nuestro espíritu. Grandes poetas y literatos, pintores y artistas, han llevado a cabo con gran acierto su visión y declaración sobre el mar. Monet, Sorolla, Alberti, y tantos y tantos autores han conseguido que estemos delante del inmenso mar sin necesidad de estar presentes en el litoral. Incluso, con verdadero acierto, acercarnos a las sensaciones e impresiones que marcaron nuestra particular relación con el inmenso mar.

Lógicamente, para mí la música nos permite un giro de tuerca más. Un viaje astral que facilita y adecua las percepciones y sus emociones hasta un punto enrevesado de entender. El mar lo es todo para quien ha vivido pegado a él. Pero sobre todo es musa, fuente de inspiración, el sitio donde se respira la calma, donde el sonido se hace más profundo, y las olas marcan un ritmo sencillo pero constante, inagotable… y la armonía subyace entre el cielo y el horizonte lejano, en una gama de azules y verdes inagotables.

Si tienen la oportunidad, vean la película “La leyenda del pianista en el océano” de Giuseppe Tornatore, con la increíble música de Ennio Morricone, basada en la novela “Novecento” de Alessandro Baricco, y podrán comprobar cómo la música y el mar tienen mucho más que ver entre ellas de lo que nos planteamos.

¡Qué difícil es hacer música…!

Y más en Huelva… y ya no digamos en tiempo de crisis. Un gran músico onubense, pero que obviamente está fuera de su tierra, me decía hace poco que “cuando la economía cae, la cultura se estrangula”. Cuánta razón en esas palabras para identificar la situación actual del arte. Aun así, la música se mantiene viva, e indagará caminos por los que expresarse. Es como la vida, no hay quien pueda con ella.

Los recursos que en otros momentos se ofrecieron, ahora escasean, y todos aquellos antes se aprovecharon bien de la bonanza, se limitaron a despilfarrar en gastos culturales en vez de dirigirlos en bien educar. Se dedicaron a sacar tajada y hacer negocio de algo que, por la naturaleza humana, pertenece al hombre por propio derecho. El generoso mundo de las discográficas, las agencias de contratación y muchos de los propios músicos, no se percataron de lo que estaban haciendo mientras llenaban sus bolsillos. La divulgación de un sistema basado en la indulgencia del que parece que hace música, ha cultivado a multitud de personajes y estrellitas parcos en capacidades artísticas y con la única búsqueda de dinero y fama.

Eso de grabar un disco, dar un concierto o codearse con adjetivos rimbombantes sin aparente esfuerzo se puso tan de moda que a cualquiera al que se le pasase por la cabeza hacer música a niveles profesionales y encima adornado con un bonito programa de televisión, podía hacerlo casi sin problema. Me refiero a la gran partida de intrusos que han merodeado y que incluso todavía alguno con espíritu ciertamente romántico se plantea actualmente. La música no es un simple juego: es una profesión tan digna y trabajosa como la que más. Incluso me atrevería a afirmar que no hay ninguno de los estudios reglados en este país que sean tantos años como los que se cursan en un conservatorio de música.

Mientras la ingenuidad de la mayoría de las sociedades occidentales han servido de apoyo a cuestiones puramente consumistas, los verdaderos artistas se han apagado en sus propios talentos y en sus capacidades, siendo la mayoría de ellos proscritos o perseguidos por tener un lenguaje musical propio, entre otras características. Se les ha tratado como prófugos, como si hubieran cogido el camino incorrecto. La segunda mitad del siglo XX en ese sentido ha sido un verdadero caos; sólo se ha partido desde el punto de vista del arte como producto de compra venta, sin valorar los beneficios que realmente hay que tener en cuenta. Una tomadura de pelo al puro estilo empresarial.

A todo esto le agregamos el convencimiento generalizado de lo que el saber popular entiende por música. Hasta hace poco esta sabiduría del pueblo era pura, sin ningún tipo de condicionante. En la actualidad, los medios de masas tienen acaparada la educación a todos los niveles. Eso sí, ¿de qué tipo de educación estamos hablando? Pues de la que más se adecue a sus intereses. Es habitual observar de manera objetiva como las cadenas televisivas y radiofónicas basan sus programaciones en suculentos negocios publicitarios: eso lo vemos todos. Pero para poder exigir que las empresas fijen sus objetivos en promocionarse en sus emisoras tienen que tener una audiencia potente, entrando aquí en juego todas las intenciones manipuladoras que puedan utilizar. Y la música, por añadidura, vive una situación similar: ¿Qué música se vende? ¿La qué se quiere escuchar? ¿O la qué por narices escuchamos y nos someten en el sistema?

El concepto que se tiene de la facilidad para llegar a realizar una obra de arte es algo desacertado. Pienso que todos tenemos la capacidad para lograr expresarnos a través del arte en una medida personal y propia, incluso única me atrevería a decir. Pero lograr cierto nivel a la hora de interpretar o componer música necesita algo más que querer, y no me refiero a lo que todo el mundo conoce como talento, si no al trabajo y al esfuerzo que hay que dedicar para alcanzar cierto grado de merecimiento.

Beethoven decía que al 98% de la expresión artística se accedía a través del trabajo, pero hay quien cree que puede acceder sin el más mínimo esfuerzo. Aunque lo peor es quien se lo permite, sin valoraciones criticas y sin juicios de valor, exclusivamente porque nos atormentan diariamente con una canción, con un anuncio televisivo o con una película. La crítica no es mala si se hace con conciencia y nuestra propia razón; no dejemos que otros piensen por nosotros y nos digan quienes son músicos y quiénes no. Detrás de todo esto se mueven tantos intereses que no les permiten valorar si algo tiene o no calidad; les priman solo las sugestiones económicas.

Amados Beatles

Por enésima vez se vuelve a estirar la mediática vida musical de los cuatro muchachos más famosos de Liverpool. Toda su discografía se ha mejorado digitalmente a través de un nuevo sistema sonoro denominado “Cedar Audio Cambridge” que consiste en la restauración del audio original de todo tipo de imperfecciones, ruidos y la sensación del sonido analógico. Un milagro total de la era digital.

Escuchar “Love me do” o “Let it be” con la sonoridad actual a mí, personalmente, me resulta extraño. No deja de ser interesante como la aplicación de las nuevas tecnologías hacen un autentico prodigio con grabaciones analógicas básicas. Pero para los que nacimos y crecimos con el vinilo, las sensaciones son insólitas. Si bien hemos progresado con este desarrollo tecnológico, también hemos escuchado siempre diferentes sonoridades dependiendo de cuando se realizaron las grabaciones.

Desde que mi querido Pepe Barros me enseñara a amar a la banda más influyente de la música de los últimos cincuenta años, tenía asimilado de escuchar a The Beatles con la sensación del estéreo grabado en los simples “cuatro pistas”. Existe un traslado emocional auditivo muy concreto, nada que ver con lo que habitualmente nos da hoy las plataformas informáticas de audio. Para el melómano es tan diferente, que el simple hecho de escuchar un Cd de las primeras remasterizaciones de mediados de los noventa ya resultó raro.

Ciertamente, que se escuchen en una plataforma u otra a los que adoramos su música nos da igual. The Beatles está por encima de todo eso. Se reanuda otra nueva campaña comercial encaminada a la temporada de otoño – invierno que culmina con el período navideño para hacer que la empresa sea rentable. Incluso se ha desarrollado un videojuego, algo que para los verdaderos seguidores ya les puede quedar hasta un poco lejos. La repercusión de la banda en infinidad de músicos de todo el mundo hace que todo sea demasiado atractivo, pero se echa de menos otro tipo de proposiciones que las constantemente económicas.

Desde que a principio de los sesenta se unieran Lennon, McCartney y Harrison, sus canciones han sido la banda sonora de muchas vidas. Ringo Starr llegaría después, como casi todos ustedes saben. Publicaron veintiocho discos entre álbumes y sencillos, logrando infinidad de números uno en las listas de venta de todo el mundo, sacando ediciones en una cantidad increíble de idiomas y propagando un fenómeno jamás vivido. Su música estaba influenciada por el rock and roll americano de los cincuenta, el skiffle, el Tin Pan Alley e incluso el rock psicodélico. Pero todo convergió en una manifestación popular y musical de alto nivel. Y The Beatles ha sido reconocidos como icono fundamental del Pop y del Rock en su máximo exponente.

Sus influencias, no sólo en el terreno musical, si no también en el cultural y social movilizaron a varias generaciones. Sus aportaciones marcaron el camino de músicos, oyentes y hasta políticos. Hay quien los reconoce por su atribución, pero desconoce mucho de ellos y de su música. Con esto quiero decir que una de las cosas que vemos positiva de este nuevo giro de tuerca a su obra musical podría ser aprovechada para que todo aquel que siempre ha querido saber el por qué del hecho Beatles se acerque de manera moderada a ellos. Yo lo hice hace años y los sigo disfrutando desde entonces.

La gran variedad de canciones y de sus mensajes correspondientes, hace de sus más de doscientas composiciones un compendio de multitud de posibilidades sonoras y sensitivas. Su producción incluso se aletarga después, en sus carreras en solitario. Incluso la pronta perdida de Lennon no nos privo de su excelente creación musical durante diez largos años. Y los posteriores intentos de unir a los cuatro componentes inclusive sin la participación física de Lennon, fue un hito en la esperanza de volverles a ver haciendo música juntos. Algo grande, no cabe duda, aunque sea digitalizado.

Pero aunque todo se remueve, cincuenta años después, me quedo con pensar que cada vez que los escucho vivo una época que por edad no me toco vivir. Tengo la sensación de haber disfrutado con cada llegada del último lanzamiento de sus discos, de cómo aquí en España pasábamos de puntillas por un periodo de libertad demorada, del crecimiento de una Europa destrozada por la sinrazón, y del abatimiento de los lugares pobres por las grandes naciones, que de grandes solo tienen en el sentido económico. Es un puro regocijo escucharlos y sentir que viajo en el tiempo, un tiempo que nunca viví, pero al que puedo viajar cada vez que acerco a mis oídos la música de The Beatles.