domingo, 31 de enero de 2010

Componer música si crees que puedes amar

A veces, cuando me siento a explicarle a alguien o incluso a mí mismo, que siento cuando la música fluye desde dentro, me cuesta horrores usar el lenguaje verbal para sacar con exactitud las palabras o términos adecuados para hacerme entender. Siempre he considerado tener buena retórica, arte sin duda del buen hablar. Pero como digo, en la mayoría de las ocasiones, cuando me tengo que enfrentar a una aclaración sobre algún aspecto referente a de donde salen tantas frases musicales, me cuesta mucho tocar con conocimiento el porqué de esas obras.

Creo, en primer lugar, que la música no puede salir de cualquier alma, sino de aquella que muestra y demuestra cierta sensibilidad por parte del ser humano. La música, como elemento único de expresión de hombre, posee en su totalidad numerosos aspectos sobre el individuo terrenal y mortal. Es decir, que algo que está ordenado y hecho por el hombre, no tiene más remedio que tener las mismas virtudes y carencias, manifestaciones y características de quien la produce.

Partiendo de esto, se le puede atribuir a la música la condición de ser un arte hecho desde y para la humanidad. No creo que nadie para bien o para mal, no pueda hacer un uso por derecho de tal creatividad. Desde el más fiero y egoísta, hasta el más fiel a sus principios y con condiciones bondadosas.

Desde el egoísmo y la falsedad se han construido multitud de castillos y poderes a lo largo de la historia, por lo que cualquier composición musical puede estar manchada y designada por los mismos condicionantes que tantos y tantos intereses de manga ancha. Quiero decir con esto que la música es tan solo eso, música: una forma de expresión que al ser abstracta no tiene el mayor beneficio para nadie, siendo algo minoritariamente poco importante. Y aunque es muy triste, la realidad es así.

Durante multitud de décadas se ha hecho un juego sucio alrededor de la música. Las empresas han negociado con ella como si de una vaca se sacara toda su leche, sin mirar nada más que la rentabilidad y el beneficio que se puede obtener de ella.
Para los que creemos en el verdadero poder de la música, para los que buscamos en ella la calma, para quienes luchamos por su verdadero sentido y por un tratamiento digno entre el resto de las personas, vivimos todo esto con gran sentimiento de soledad y cierto castigo. Por eso, usamos la música para mucho más que vivir físicamente. Hay tantas y tantas cosas que conmueven por dentro al ser humano, que deberíamos de pararnos a reflexionar de vez en cuando que es lo que nos impulsa, y que es lo que nos debería de estimular. Son tantos y tantos los problemas banales por seguir equivocadamente criterios y señales que normalmente peleamos por nada.

Tengo muy claro que uno de esas particularidades que nos llevarían a que todo funcionara mejor es el amor. Es curioso, pero quien conoce mi repertorio de canciones y obras sabe que es una palabra que no he usado nunca, ni en los textos ni en mi vocabulario. Pero que no hable de ella explícitamente, no significa que no exista. Es más, creo que es lo que debería de mover el mundo. Quizás el único aspecto negativo que conlleva este más que preciado sentimiento es su contrario: el desamor. Pero como todo tiene su parte contraria, también los músicos han sabido desde tiempos inmemorables sacar partido de la situación inversa.

Me encanta escuchar, y recomiendo encarecidamente a mis queridos lectores, el villancico renacentista de Juan del Encina llamado “Más vale trocar”. Es un poema musicado compuesto a principios del siglo XVI por el músico castellano que nos hace entender como el amor, ya desde entonces, es la piedra angular sobre la que giran muchos de nuestros sentimientos y además es temática constante de obras musicales y piezas de todo tipo. Escuchen con el corazón toda la prosa de este bellísimo tema, y podrán observar la sublimidad de algo tan cercano.

Quizás sea de gran facilidad componer música sin estar realmente enamorado, pero existe un interesante nexo de unión entre la música y el amor. Como bien expresaba antes, para mi es imposible que esas musas de la inspiración cuando se han acercado hasta mis entrañas, no hayan traído esas sensaciones de estar realmente enamorado. Y como reitero, ante la actuación contrapuesta. No es preciso, pero si precioso, hablar de amor en nuestras canciones. Creo que es hasta fundamental: mi guía, mi salvación y mis penas más grandes han llegado hasta mí por ese camino de rosas y espinas que es estar cautivado por el amor. Y mi lucha entre notas y armonías es acercarme hasta ti, sabiendo que tú me amas, y que yo, muero por ti.

lunes, 25 de enero de 2010

Revolver o una historia que nunca acabe

Carlos Goñi, alma y factor individual de uno de los grandes proyectos musicales españoles de las últimas décadas, tuvo como buena acción, sacar su enorme listado de canciones para todos los onubenses el pasado viernes en el parque Alonso Sánchez. Todo un acierto para quienes inquietamente lo hemos seguido desde hace casi 20 años de carrera, agradecemos a la Concejalía de Cultura dejarnos disfrutar después de un largo tiempo sin escucharlo ni verlo por estos lares traerlo para animar las veladas musicales de las Fiestas del Patrón de Huelva, San Sebastián.

Revolver nace de la disolución de otro proyecto de Carlos Goñi que se hacían llamar “Comité Cisne” a finales de los ochenta. En 1990 y en 1992 graban sus primeros discos sin mucho éxito de público. Pero no es hasta sus discos en acústico, hasta cuando no consigue ser escuchado y promocionado en la medida de sus trabajos. Con el álbum “Básico” consigue que con la colaboración de cantantes de la talla de Soledad Jiménez o Rafa Sánchez, y temas como "Si es tan sólo amor" o "El roce de tu piel", un triunfo sin precedentes en este tipo de discos en directo y con instrumentos de corte acústico.

Después se enfrentaron a un nuevo reto fonográfico en el que los sonidos influenciados por Bruce Springsteen, llevaría por título “El dorado”, en el que al contrario que sus anteriores canciones se desarrollaban mas en un ambiente de cuestiones amorosas. Estas giraban alrededor de cuestiones más sociales y cotidianas. Y en 1996 grabarían “Calle Mayor”, que se considera como una segunda parte del predecesor, para volver a grabar otro de sus enormes conciertos básicos para la cadena radiofónica “Cuarenta Principales”. Este se denominaría “Básico 2”, ya que con el éxito del otro que se grabo en el formato similar, se buscaba el mismo éxito de ventas.

Después de toda esta vorágine, y una buena parada de avituallamiento, comienza a sacar sus trabajos con su propia discográfica. Lógicamente, el tirón de ventas disminuye debido a la escasa promoción de la que pueden hacer uso los pequeños sellos. Aun así, son de gran estima y recepción los discos “Sur” y “8:30 AM”, para después embarcarse en dos discos de recopilación: “Grandes éxitos” y “Rarezas”, este último con caras B y temas que nunca vieron la luz en los medios del momento. Desde el 2005 ha llevado a cabo una labor más que interesante con la salida de su “Mestizo”, con gran carga social, que estuvo nominado a los grammys latinos.

En 2006 se publica “Básico 3”, con nuevas versiones de canciones de sus tres anteriores discos de estudio y dos canciones nuevas. El concierto se graba en dos sesiones, de las que se escoge la mejor, y no se le añade ningún arreglo instrumental posterior. En él colaboran Enrique Bunbury, Mikel Erentxun, Álvaro Urquijo y Sasha Sokol. Y por fin en el 2008 sale a la luz su penúltimo trabajo discográfico “21 gramos”, en el que rinde culto a la creencia de que el alma del ser humano tiene exactamente ese peso.

En noviembre de 2009, y con motivo de sus veinte años de trayectoria, se presentó una caja de canciones donde se incluían todas las canciones indispensables para entender la propuesta de este músico valenciano. Encontraremos temas como "Fuera de lugar", "Si es tan solo amor", "El roce de tu piel", "Dos por dos", "Tu noche y la mía", "No va más", "El dorado", "Ten fe en mí", "Sara", o "Duro de llevar".

Realmente, la carrera musical de Carlos Goñi y Revolver, es una serie de intenciones con una temática clara y concisa. Todo gira en torno al amor y a las relaciones sociales. Escuchar sus composiciones es estar más cerca de la realidad humana, de los sentimientos más puros entre dos personas que se aman y quieren, de la vida.

Poder disfrutar de este tipo de sensaciones hechas música, es para tener muy en cuenta. Si con sus letras estamos más cercanos a estas realidades, es de recibo darle la importancia que tienen. Y aunque el rock abandere su estética, musicalmente ha viajado por estilos muy diversos, pero siempre desde el gusto y la búsqueda respetuosa de la compañera ideal para sus prosas.

Gran noche la que vivimos el pasado viernes; por poner algún punto negativo, solo un par de cuestiones: una verdadera pena el sonido, que no nos hizo disfrutar en condiciones del concierto hasta la quinta canción; del mismo modo, la lástima de no ver en estos conciertos a un público más joven… seguro que tendrían mucho que aprender y por supuesto de disfrutar. Pero ya sabemos, a los adolescentes los educa la televisión, y pocos son los padres que ponen música hecha con conciencia para que sus hijos sepan realmente las músicas tan excelentes que existen.

domingo, 17 de enero de 2010

Súbete a “El Camarote”


Todos los domingos a eso de las once de la mañana en Antena Huelva Radio, en el 105.5 de la frecuencia modulada, podemos escuchar uno de los mejores programas de radio de todo el dial que nos permiten recepcionar en Huelva. Se trata de un interesante viaje radiofónico en el que su anfitriona tiene la capacidad de hacernos trasladar hasta la atmosfera perfecta para disfrutar de tres excelentes horas de buena música. Me estoy refiriendo a mi buena amiga Laura Cárdenas, artista gráfica, amante del buen cine, la música independiente y por supuesto del presentar conciertos y galas.

Laura, y lo sé de buena tinta, prepara concienzudamente durante toda la semana una selección de grandes temas de esos que no suenan en los multicanales de radio formulas, con lo que las promociones son escasas y no el punto de partida. Parte de la idea de que existen tantas músicas buenas y grandes películas que no tienen espacio en la radiodifusión que su programa puede llegar a ser un referente en este sentido. Lo que sería una autentica lástima es que la cobertura de su excelente y único programa fuera sólo hasta donde llegan las ondas de frecuencia de su emisora. De este modo, las posibilidades tecnológicas permiten a través del mundo mágico de internet, escucharla en cualquier parte del mundo. Y así me consta, ya que desde Chile a Italia “El Camarote” es cita obligada para muchos internautas que esperan hasta la mañana del domingo para poder disfrutarla.

Laura Cárdenas lleva muchos años enrolada en cuestiones de comunicación. Desde sus comienzos, a tan solo 16 años de edad en Onda 3, ha demostrado una excelente labor y actividad desde el propio compromiso. Profesional integra, siempre compagino su vocación con sus estudios y profesión. Sus grandes pasiones son la fotografía y la música, tiendo gran dominio en materia de reproducción de instantáneas y representaciones, y por supuesto en su búsqueda constante de nuevas y antiguas sonoridades. Es una amante de la música hecha con sentido y dedicación. Otra de sus grandes pasiones es el cine, teniendo una cita obligada todas las semanas con las salas de proyecciones de nuestra ciudad.

Trabajó durante varias temporadas en el programa “Protagonistas” de Onda Cero, desarrollando una impronta y personalidad que aun hoy en día mantiene. También han podido escucharla en numerosos anuncios publicitarios, promociones y ha sido la voz de muchas de las campañas del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva. Pero en lo que mi conocimiento alcanza, sé a ciencia cierta que en lo que más disfruta está onubense de pro, es de la presentación de galas y grandes conciertos. La hemos visto en los escenarios de numerosos actos y festivales musicales de nuestra provincia, destacando de sobremanera sus presentaciones en el Festival, extinto ya – a ver si se recupera por el bien de los onubenses –, “Huelva, Puerta de Culturas”, presentando por ejemplo a músicos de la talla de Paul Carrack o The Chieftains.

Durante un tiempo, me subía a su camarote para tener una entretenida conversación en la que el debate se podría hacer casi eterno. Laura me invitaba a su programa tan solo para disertar sobre conceptualizaciones y sociología pura y dura, donde argumentábamos sobre las situaciones y circunstancias que rodean al mundo de la música. Y así sigue siendo. Cada vez que nos acercamos con la banda u otro proyecto, no sé cómo lo hacemos pero acabos disertando sobre cuestiones que, aun siendo transcendentales, no tienen nada que ver con lo que hemos ido a hacer allí. Ciertamente, eso sólo ocurre cuando uno está a gusto y en una situación casi familiar.

Aunque quizás su madurez como locutora y presentadora ha llegado ahora, es un diamante en bruto que ha tenido la mala suerte de nacer por estos andurriales. Ella creo que es muy consciente de que para que su labor como comunicadora tuviera absoluta vigencia, tendría que emigrar para poder continuar con una trayectoria en absoluto ascenso. Eso sí, luego cuando no la tengamos cerca trabajando en Sevilla o Madrid, quizás la echemos de menos… ya saben, la historia onubense de siempre.

En lo que a mí concierne, todos los domingos procuro hacer un crucero a bordo de su camarote, que al contrario que el de los hermanos Marx en “Una noche en la ópera”, es amplio y muy acogedor. Además, actualmente estamos colaborando en el diseño grafico del nuevo trabajo discográfico de la banda onubense “Och8 Vientos”, en la que con gran maestría ha llevado a cabo las sesiones fotográficas del grupo musical. Es algo increíble, pero ha conseguido retratarnos más guapos de lo que realmente somos.

domingo, 10 de enero de 2010

¿Te atreves a cantar?

Se han puesto de moda toda una gama de simuladores musicales virtuales a través de videojuegos y consolas que ofrecen la posibilidad de hacer música sin el más mínimo de conocimiento; “ni falta que nos hace”, nos dirán muchos de estos aguerridos usuarios. Han sido recibidos con la misma mezcla entre escepticismo y algarabía que aquellas largas sesiones de karaoke japonés durante la década de los noventa, donde todos esos artistas frustrados del bel canto se ponían literalmente el mundo por montera, haciendo demostraciones palpables de que “el que canta, su mal espanta”.

Juegos como “rock band”, “guitar hero”, etc., han reclamado un nuevo espacio para la diversión en el que la música es punto de partida y base de la actividad, valorándose la interpretación instrumental lúdica. De estos videojuegos hay hasta competiciones internacionales con grandes e importantes premios. Aun así, el autentico juego triunfador de entre todos estos, es el denominado “Singstar”, que consiste en cantar canciones conocidas dentro del mercado musical internacional, valorándose su entonación y como seguimos rítmicamente las frases melódicas. Además, la gama de diferentes ediciones que han salido superan con creces a sus competidores. Con un micrófono conectado a la consola y los oídos bien receptivos, podemos ir canturreando los grandes éxitos comerciales de los últimos años.

Podemos definir el hecho de cantar como la capacidad que tenemos todos de entonar notas musicales de manera ordenada y melodiosa. Y aunque es una operación que todos podemos llegar a realizar con cierta facilidad, durante la segunda mitad del siglo XX se ha puesto en tela de juicio que este hecho en sí está sólo permitido para voces privilegiadas. Esto es algo que bajo ningún concepto hay que tomarse en serio. Cantar es algo maravilloso y la forma de expresión musical más bella que existe. Incluso existe una teoría ancestral en la que se afirma que la mayoría de los instrumentos se crearon para imitar la voz humana en todas sus tesituras.

Lo único que ha ocurrido es que se ha puesto una barrera inexpugnable entre los cantantes profesionales y lo que significa la posibilidad de cantar como cuestión humana, siendo algo que está en nuestra mano y que parece que es algo inapropiado en determinadas circunstancias. Pues debe ser al contrario: cantar nos permite obtener un grado de autosatisfacción bastante interesante; incluso debemos saber, que es la forma que más cercana que tiene el ser humano para hacer música. Acaece una hipótesis sobre la formación del lenguaje hablado del hombre en la que prevaleció la acción de modular la fonética antes que la propia declamación en una sola silaba, tal y como se produce la voz disertada. Es decir, que coexisten teorías evolutivas que aseguran que el hombre cantó antes de hablar. De hecho, se conocen aun algunas tribus que todavía en su día a día recitan melódicamente, diferenciando así los mismos fonemas dependiendo de la declamación.

Se han recreado de tal forma los prejuicios en torno a la función de cantar, que nos da autentica vergüenza que nos escuchen cantar, sobre todo a determinadas edades. Y eso es algo que va contra la propia naturaleza del individuo, ya que cantar es una de las formas de locución y manifestación específicas que podemos utilizar. No necesariamente tenemos que estar constantemente cantando, pero debemos asumir que cantar es algo apropiado y lógico en las actitudes del hombre.

Cantar es algo tan usual y natural, que permanecen multitud de frases en la historia que animan el hecho de tararear melodías de cualquier índole: “Buenas palabras, cantar de cigarras”, “Cien gallina en un corral, y cada una tiene un cantar”, “El que canta, ora dos veces”, son algunos ejemplos de cómo este ejercicio melódico ha estado presente constantemente en la actividad propia cotidiana. Está bien claro que esta ocupación ha estado siempre presente en cualquier época y situación.

Cuando cantamos nos transformamos en generadores de armonía, produciendo cambios positivos en los niveles físico, mental, emocional y espiritual. Cantar nos permite, no tan solo comunicarnos con los demás, sino con nosotros mismos, encontrando una realidad placentera y aprovechando un recurso innato. Es por esto por lo que deberíamos tener siempre en nuestro ánimo la posibilidad de cantar, y aunque no lo hagamos para el disfrute de los demás, debemos ser conscientes de que anímicamente nos puede resultar de gran complacencia. La terapia del canto es un remedio casero dirigido a todos, siendo un regalo que está presente en todas las etapas de nuestra vida.

domingo, 3 de enero de 2010

Queridos Reyes Magos…

Como este año me he portado bien – o por lo menos, eso creo – voy a solicitarte, con todo mi cariño y humildad, que tengáis a bien aportarme una serie de beneplácitos para este 2010 que comenzó hace tan solo unos pocos días. Ya sabéis que lo mío tiene que ver con el terreno musical, peor como bien dice un buen amigo, y permitiéndome parafrasearlo, “De otra cosa no sabré, pero de música no tengo ni idea”. Así es que, desde mi aplaudida ignorancia, voy a recrear una lista con lo que mi extravagante criterio interpela e invoca si ustedes lo tienen a bien.

En primer lugar, el consabido juicio y gusto que tenemos los onubenses en eso que al arte y la cultura se refiere. Estoy cansado de que todo el mundo siga atormentándome con la manida frase de que “el libro de los gustos está en blanco”. A ver si ustedes con su poder mágico les hacen estar al corriente de que ese documento se escribió hace muchos años, y que esa estúpida frase solo es la defensa excusable de quien coloca su opinión por delante de los verdaderos estudiosos de la materia. Pues a todos esos que manifiestan su principio sabio y se basan en las listas de ventas, los circuitos comerciales o independientes, y en los medios de masas, les pido que de una vez por todas despierten.

En segunda instancia, la constante huida hacia el underground de los que queremos disfrutar en los grandes escenarios de músicas hechas con sentido, no tan solo con fines comerciales. No pido que a todos nos apetezca escuchar lo mismo, pero un poco de fiabilidad a la hora de programar por parte de los organismos competentes en cada caso. Partiendo de que la cultura educa y la televisión maleduca, ofertar los conciertos en un punto intermedio entre entretenimiento y cultura, dando la posibilidad a todos de satisfacer sus necesidades musicales.

Como tercer punto, la anhelada comprensión por parte de los ciudadanos medios de la profesionalidad tan digna que es ser músico. Es un aburrimiento ya, que te presenten como el primo que toca el violín, y el amigo se te queda mirando esperando que te pongas la nariz de payaso y comience el espectáculo. Porque el intrusismo laboral está instaurado como algo lógico y normal en la música, y teniendo que aguantar constantemente el “pero si lo hace muy bien… ¿qué necesidad tiene de estudiar?”, amparándose en que el arte no se aprende, se siente. Es de verdadero atrevimiento sugerirles a estas personas la posibilidad de que aprendan a coger el lápiz antes de escribir.

En cuarta posición, que se acaben los estereotipos dentro del mundo musical. Con lo difícil de por sí que es hacer música medio en condiciones, encima tener que luchar con las etiquetas impuestas desde el desconocimiento y la imprudencia. Por eso también ruego que se aporte a todos los aficionados a escuchar música un criterio más calificador y personal, olvidando las ideas que vuelan hasta nosotros desde negocios e imperios mediáticos.

La quinta petición va dirigida en su totalidad al público de Huelva, que sujetos al compromiso de ser mejor que nadie, buscan y apoyan antes a grupos de Despeñaperros para arriba. Ya está bien de echarle la culpa a terceras personas: la gente de Huelva es la que debe apoyar a sus artistas y no esperar que sean los demás los que nos encumbren. Es de envidia sana, y esto es algo aprobado por todos, que en otros lugares muy cercanos, como se les da todo el sustento que se necesita para poder hacer las cosas bien hechas.

Para cerrar este simposio de peticiones, por último imploro el apoyo incondicional hacia todos aquellos establecimientos públicos o privados en el que su actividad gira en torno a la cultura. Son muchos los lugares en los que se aboga por música en directo, recitales de poesía, exposiciones, etc. Vale con asistir, pero no estaría mal que nos manifestáramos más por la compresión y dedicación de estos sitios, hasta peleando por que se apoyen desde las administraciones, fomentando a los que ya existen y favoreciendo a que nazcan nuevos.

Pues nada, hasta aquí mi escueta petitoria para Sus Majestades, Magos de Oriente. Entendería que algunas peticiones fueran derogadas. Aun así, es lo que tenemos y por lo que nos queda por luchar. Mientras exista un hueco en las almas de los hombres destinadas al placer de la escucha de hermosas melodías y grandes armonías, estaremos en el puesto. Por cierto, si puedo encargar carbón, no me importaría que dejarais un poco en cada casa de aquellos que van por la vida pensando que la música es algo innecesario y de poca importancia, servidos por criterios materialistas y económicos. Y que para el año que viene, se porten mejor y dejen de pensar de manera tan soez.