domingo, 17 de octubre de 2010

Dos años de Templete, dos años de música

Parece que fue ayer cuando mi querido amigo y mentor Bernardo Romero, enorme persona llena de onubensismo y sabiduría, me propuso realizar una pequeña crónica sobre un concierto en nuestro Gran Teatro. La verdad es que era un auténtico reto volver a ponerse delante de una hoja en blanco y llenarla de pensamientos y valoraciones. A través de un cúmulo de informaciones que desde hace años hemos ido almacenando a base de interés, ganas de aprender y por supuesto una ilusión desmedida por asimilar nuevos conceptos que llenaran nuestros conocimientos, para dar mayor cotización a nuestras opiniones, nos posibilitaron el espíritu atrevido y sosegado para expresarnos mediante un lenguaje verbal apropiado.

Esto es algo que muchos de los que se quedan estancados en que es suficiente con lo que saben, critican irracionalmente de los demás: el evidente camino del pensar que siempre se está aprendiendo y en constante evolución, es decir, cambiando. Uno de nuestros principales puntos de partida es el “Sólo sé que no sé nada” del filosofo griego Sócrates, frase en la que advirtió que a mayor conocimiento, más cuenta te das de que menos sabes. Para él, sólo hay un mal: la ignorancia; y un bien: el conocimiento. Ese es nuestra propósito: valernos en intentar saber cada día más y de mejor manera.

Lógicamente, ese mismo espíritu te conduce a estar siempre cerca de la objetividad, admitiendo errores y posibles fallos. No se puede tener una voluntad tan flexible y abierta y creerse portadores de la verdad absoluta, algo que cada vez vemos más lejos de la realidad. Una clara determinación debe tener una correcta disposición, sin ataduras ni cortapisas. Nuestra intencionalidad nos conduce a enunciar las ideas con la mayor de las sinceridades; pero evidentemente es la nuestra propia, basada en la experiencia particular y en lo que sabemos, aportando las ideas de forma partidaria.

Con esto queremos aseverar que también nos equivocamos. Incluso mucho más que antes, ya que surge la búsqueda constante de mejorar e intentar con todos los medios avanzar en el formato de manifestación y en los contenidos que sean de mayor interés, o por lo menos que pensemos que lo van a suscitar. Sabemos que algún lector, ciego por su subjetividad, nos ha reprochado la selección temática de nuestro espacio, pero como siempre hemos afirmado, dejamos atrás intereses personales o de promoción nociva para la libertad en la exposición, rebuscando en nuevas alternativas y en lo que creemos que tiene cierta relevancia.

Pero a pesar de malos pensamientos e inapropiadas actitudes, estos dos años han sido un reprobable testimonio de cariño y a la vez de necesidad mutua. En algún momento, desde la redacción, me recuerdan con cierto aire anecdótico como comentaban sobre el tiempo que íbamos a poder aguantar la sección semanal que dedicamos a la música. De esos dos o tres meses que se preveían, El Templete ya ha cumplido dos años, espacio temporal suficiente como para madurar ideas, intervenciones y poseer la claridad del que se pone a escribir semanalmente para una publicación de esta categoría. La respuesta está en nuestra pasión por la música.

Plantearse a estas altura todo, es un excelente ejercicio de reflexión y de intención de mejora. Debemos vivir con la inquebrantable ilusión de intensificar nuestro trabajo, la que es nuestra dedicación desde niño. Todas las felicitaciones que nos han mostrado ustedes en algún momento de este hermoso periplo, son una losa más en esta difícil calle que es el maltratado mundo de la cultura y la música. Sus palabras a nuestra lectura participan y apoyan de alguna u otra forma a no bajar la guardia y al querer seguir progresando.

Somos muchos, los que en esta época de desfavorable materialismo, nos subimos al influjo que prestan las disciplinas que se mueven por el alma. Cierto que no alimentan nuestro estomago pero sí nuestra afectividad, poseyendo nuestra receptividad a las auténticas emociones que nos permite la propia naturaleza humana. Y aunque alguno que pasa por esto cree ir sobrado, todos los demás con cierto uso racional y asumiendo con responsabilidad, debemos saber tirar de ello de forma conjunta y alentándonos unos a otros.

El que está por aquí solo para sembrar la inquina y la animadversión entre los músicos, está de más. Si su ejercicio consiste en desacreditar acérrimamente a sus compañeros, que nos hagan un gran favor y desaparezcan de una vez por todas. Aun así, somos de los que creemos que el tiempo pone a cada uno en su lugar, y a nosotros, afortunadamente la vida nos está regalando una de las mejores etapas de nuestra vida. Gracias a todos porque esa realidad, la han posibilitado ustedes.

viernes, 15 de octubre de 2010

La Camerata Vocal Concertante viaja esta noche al romanticismo (Con motivo de los actos del Quinto Centenario de las Agustinas en Huelva)

La Camerata vocal Concertante, que nació en el año 1996, cuando un grupo de amigos que se conocían de cantar en el Coro Lírico de Huelva, se reunieron para poner la música en la boda del jefe de una compañera de ellos. De ahí, fueron surgiendo más actuaciones y conciertos, entre eventos religiosos y actos oficiales. Del mismo modo, también se buscaban, movidos por sus inquietudes, todo tipo de actividades englobadas en su pasión por la música vocal, siempre con excelentes resultados.

Con el planteamiento de no ser en número de componentes más de quince miembros, tienen así mucha libertad tanto a la hora de elegir repertorio como en la programación de ensayos, evitando problemas de mayor envergadura y abriendo un abanico mayor de posibilidades. Siempre pensaron en un grupo pequeño, con mínimas cualidades vocales y un gran bagaje musical. Tal y como nos cuentan “casi todos tenemos estudios musicales y los que no, gran facilidad a la hora de montar piezas con lo cual los ensayos son muy ágiles y a menos”.

Si algo caracteriza a la Camerata, es que “todo lo que hacemos es porque nos apetece”. En su catálogo han incluido Zarzuelas, Música vocal del Renacimiento, Espirituales, Música Sudamericana, y así hasta un largo etcétera. De una forma o de otra, por la simple cuestión de que el repertorio es mucho más amplio para la estética vocal, se han especializado en música sacra, de la que poseemos una amplísima recopilación.

En esta ocasión, van a mostrar su calidad musical arriesgando con una selección de obras no tan conocido como es el Stabat Mater y la Missa brevis en Sol de Josep Gabriel Rheinberger. Con este autor, vamos a poder disfrutar del estilo más puro del Romanticismo. Nacido en Liechtenstein, paso la mayor parte de vida en Múnich, trabajando tanto en el Conservatorio de la ciudad alemana como en el Teatro de la Corte, realizando las labores de director de la Sociedad Coral. Es muy conocida la relación tosca y a la vez de admiración mutua que existía entre él y Richard Wagner, tanto en lo profesional como en lo personal.

Para seguir en una misma línea estilística, se completará el concierto con piezas del Réquiem del compositor romántico y posteriormente impresionista francés, Gabriel Fauré. Enorme músico e impresionante compositor, es sin duda un artista por descubrir. Su vida profesional va a estar ligada también al mundo del Conservatorio de Paris y con la Iglesia de la Madeleine, dejando para componer tan sólo las épocas estivales, en las que sus labores como profesor se lo permitían.

La Camerata Vocal Concertante de Huelva, ha sido dirigida durante muchos años por David López. Igualmente en muchas ocasiones, por Antonio Garrido Pazos, y actualmente, desde 2008, la dirección corre a cargo de Juan Manuel Barahona. De la misma manera, indicar que su organista oficial es Juan Batanero, pero que en esta ocasión, participará al teclado Manuel Fernández Boniquito. Este Concierto está enmarcado con motivo de los actos organizados con motivo de la celebración del Quinientos Aniversario de la presencia de las Madres agustinas en Huelva, y se llevará a cabo en el Convento de las Agustinas situado en la Plaza de Las Mojas hoy viernes 15 de octubre a las 21:15.

lunes, 11 de octubre de 2010

70 años de Lennon

Los genios no nacen todos los días; y ni siquiera mientras viven se les otorga tan fantástico calificativo: eso es algo que hay que ganarse. Es complejo, en todos los sentidos, por el fanatismo de ideas llenas de orgullo o de prejuicios infundados, resolver a favor de alguien con una grandeza tan elocuente y convincente. Y todavía, después de casi treinta años de su muerte hay quien lo recuerda por banalidades y circunstancias superfluas, sin saber lo mucho que se puede influir en los demás sin garantizar su aprecio.

Este pasado sábado, hemos celebrado el nacimiento de un autentico artista universal del siglo XX. Alguien que con su creatividad, sus actividades y una inmensa personalidad, ha llegado a estar a la altura histórica de Jesucristo, o por lo menos eso fue lo que llegaron a pensar muchos, tuvo la fortuna de poder desplegar todo su enorme talento en multitud de escenas. Quizás estuvo en el momento justo, en el sitio adecuado; pero John Winston Ono Lennon supo en todo momento habitar su existencia con una plenitud digna de un personaje legendario.

La capacidad expresiva del arte popular más representativa del siglo XX está ampliamente representada en la figura de Lennon, tanto que su propia vida fue girando en torno a un constante reinvención de sí mismo. No existen muchos personajes en la memoria de estos últimos años que en tan corta vida diera tanto para la humanidad, en todos los sentidos. Polémico desde su juventud, rebelde por necesidad, y creador por convicción, no nos cabe la menor duda de la influencia de su persona en multitud de gentes de todo el mundo.

La ciudad inglesa de Liverpool lo vio nacer en octubre de 1940, teniendo una infancia muy difícil y que marcó toda su vida. Su padre los abandonó, a él y a su madre, cuando contaba con tan solo cinco años de edad, pasando a vivir con su tía durante cerca de diez años. Después de este periodo, regreso a vivir con su madre, con tal infortunio que al poco tiempo fue mortalmente atropellada por un coche, dejando muy tocado a John.

Posteriormente va a ser admitido en la Escuela de Artes de su propia ciudad, aunque sus malas actitudes lo van a relegar a un concepto de joven inadaptado que le perjudicará para terminar de conseguir sus estudios. Mientras, solía aporrear una guitarra que le había regalado su madre algo en contra de la opinión de su tía. Este elemento va a sugerirle la posibilidad de componer e interpretar con varios amigos, facilitando el encuentro con otro muchacho de mismas inquietudes llamado Paul McCartney.

De ese caprichoso encuentro, va a germinarse la historia de una de las grandes bandas de la historia. The Beatles se desarrolló como uno de los fenómenos musicales más importantes y destacados del pasado siglo, y para hablar de tal grandeza, necesitaríamos mucho papel para poder escribir todo lo influyentes que fueron. Aun así, matizar la trascendencia del papel de John Lennon en cualquiera de los ámbitos de aquellos magníficos años.

La disolución del grupo en 1970, reconduce la trayectoria de su biografía, tanto a nivel profesional como en lo personal. Se marcha a vivir a Nueva York con su segunda esposa, la artista japonesa Yoko Ono, con la que se caso un año antes en Gibraltar. En el ámbito musical comienza su carrera en solitario, alcanzando grandes éxitos de ventas gracias a sus cinco discos de estudio, varios junto a Yoko y algunos más en directo.

Durante la década de los setenta, se convertirá en un activista de la paz mundial, con infinidad de declaraciones y exposiciones del mismo orden. Embarcado en una lucha constante en contra de las acciones bélicas, hubo en Estados Unidos una auténtica cruzada por echarlo del país. Sus ideales fueron llevados a demostraciones públicas, conciertos multitudinarios donde la lucha por los derechos humanos y la libertad, abanderaban sus canciones como himnos de protesta, seguidos por numerosos grupos de personas que compartían sus mismos criterios.

Pero la realidad es que, a pesar de que en aquel fatídico diciembre de 1980 un perturbado mental, le asestara cinco tiros a la salida de su casa acabando con su vida, los algo más de cuarenta años de paso por esta subsistencia, han servido para realzar y creer en un concepto humano lleno de espiritualidad y de fe en el propio hombre. Tal y como reza su mensaje más multitudinario y extendido “imagina a la gente vivir en un mundo en paz”, el cual tuvo y tiene la intención clara, concisa y objetiva, de que la correcta convivencia de todos está por encima de cualquier cuestión banal y superflua a las que a veces les damos demasiada importancia.

domingo, 3 de octubre de 2010

La Música presente en la Fundación Atlantic Copper

Las señas de identidad de cualquier persona o elemento se desarrollan en base a sus acciones o reacciones. La música puede aportar y ser aporte de muchas de nuestras actitudes. Quizás vivamos en una sociedad donde todo se hace corriendo, se busca constantemente el pragmatismo y donde los resultados deben ser a corto plazo para hacerlos interesantes. Pero esta filosofía deja atrás innumerables valores que dan al humanismo integro y trascendental las piezas necesarias para una totalidad universal.

Si a todo eso, además se le une la intencionalidad de una buena causa, nos encontramos en una inmejorable situación de calidad humana en todos los sentidos. Y cuando la música une las almas y los pensamientos de todos los que la aman, poniéndolos en común, surge la magia de las razones más esenciales. Esto nos conduce a realidades tan fastuosas y admirables que cuando en esta situación nos vemos inmersos, una alegría desmedida se hace con nosotros y con nuestra propia historia.

El pasado sábado tuvimos el enorme placer de poder compartir todo esto con una banda madrileña donde su única razón de existencia es la verdadera pasión por la música: “Tomorrow at six”. Gracias a la Fundación Atlantic Copper, promotora desde sus inicios de la lucha desmedida por las cosas y la gente de Huelva, pasamos una más que agradable velada en compañía de grandes éxitos del rock, el blues y otras estéticas afines de los años sesenta, setenta e incluso ochenta.

Hicieron un recorrido de casi tres horas de duración por temas seleccionados con enorme gusto que hicieron las delicias del público presente en la Sala Magna del edificio Jacobo del Barco de la Facultad de Humanidades, situada en nuestro campus universitario. Comentar la inestimable y desinteresada colaboración de nuestro referente académico a nivel superior. Trabajar así, con tantos apoyos institucionales debe satisfacer en gran medida a la organización, algo que nos consta que es mutuo.

Ciertamente, tampoco hubo un denominador estilístico común, sino que fueron viajando en el tiempo a través de piezas que fueron coreadas, acompasadas con las palmas, e incluso bailadas. Las tribunas de asientos se convirtieron en un hervidero del disfrute e improvisadas pistas de baile, donde más de uno de los asistentes dejaron volar su expresividad corporal al compás de canciones de artistas tan variados como Tina Turner, con su “Proud Mary”, y canciones tan conocidas como “At Last” de Glen Miller, “La chica de ayer” de Nacha Pop – único tema en español que cantaron –, alguna cosita de “Dire Straits”, o por ejemplo “C’est la vie” del inagotable Chuck Berry, entre un buen puñado de tributos del mismo orden.

La banda, conducida por el abogado Luis Figaredo, contó con la inestimable colaboración de muchos de los componentes de la gran familia que Atlantic Copper tiene en su factoría de Huelva y en las oficinas de Madrid. Incluso Javier Targhetta, colaboró de manera efusiva en el concierto atreviéndose a cantar el gran tema de Nicola di Bari “I giorni dell’arcobaleno” junto con su “hermano” Luis al bajo, tal y como reflejó en el acto de presentación del espectáculo.

Todos los componentes, participaron de manera efusiva, donde resaltaron en enorme medida su pianista y la interpretación de varios temas usando un pedal steel, que es un tipo de guitarra eléctrica, que utiliza una barra de tonos para pisar las cuerdas, en lugar de los dedos como se hace con una guitarra convencional. El instrumento se coloca horizontalmente, con las cuerdas hacia el guitarrista, y normalmente se toca con una cuña metálica, de donde le viene el nombre.

Pero la realidad que condujo y movió todo el evento fue la prestación a dos causas importantísimas en nuestra ciudad: por un lado “Proyecto Hombre”, y por el otro “Valdocco”. Se reconocieron las grandes necesidades y el interés en que la oferta sea lo más equitativa para muchas personas con falta de oportunidades, así como la inserción en nuestra sociedad de seres humanos que por cuestiones diversas no tienen esas circunstancias favorables de las que gozan los demás.

La música mueve montañas, pero la razón es el motor de la propia vida. Deberíamos reconocer que el lado más humano es el que está constituido por dos partes bien diferenciadas, pero que se apoyan mutuamente. Se necesitan, y todo se desnaturaliza cuando sólo vemos una de ellas o les falta la parte proporcionada de alguna de estas cualidades: por un lado nuestra fracción emotiva y sensorial, y por otra la virtud de la conciencia y el pensamiento. Gracias a ambas, se produce la increíble y correcta perfección utópica que todos buscamos.