domingo, 26 de septiembre de 2010

Cansado y aturdido

Entiéndase desde el principio, dándolo por argumentado en multitud de ocasiones, las dificultades de todo artista: en primer lugar para encontrarse a sí mismo, buscar por cielo y tierra cual es el mejor formato para expresarse – algo a veces que ni ocurre –, tener motivaciones para sentarse horas tras horas estudiando, luchar con el tiempo para junto con la disciplina y la paciencia marcarse una serie de objetivos serios y reales, y finalmente conseguir llegar a la meta, sin prejuicios y con alegría.

Y entre la incomprensión, la mala idea de algunos, el maravilloso mundo del pragmatismo, la caída de todo lo relacionado con lo espiritual, la constante subasta a la que estamos expuestos, el precio que hemos de pagar por todo y lo limitado que puede llegar a ser el cerebro del ser humano, nos encontramos en la peor tesitura de cualquiera de las millones de circunstancias que existen.

Un arte vacilado, venido a menos por lo que se ha escavado y explotado, una mayoría de personas pensando en que todo esto está fuera de la importancia propia que cada uno le da, nos otorga el papel de regalar cada anhelo, cada aliento. Como si fuera fácil trabajar por el simple hecho de sentirse bien, cuando los demás, cuanto más asequible lo ven, menos trascendencia le dan.

Imaginamos que de vez en cuando, hay más de un artista que se pregunta qué está haciendo con su vida. Para que servirá meterse tantos y tantos años de sacrificada formación, perdiendo en algunas ocasiones parte de su juventud en pensar que su vida va encaminada a recrear un talento y un formato de expresión con tanta validez que ya, de por sí, tiene la mención de inservible. Por que vivir en la utopía de lograr grandes cotas, surcando pueblos imaginarios donde mostrar todo eso que no te deja vivir, esas armonías y melodías que corren de una lado a otro por sus cabezas, sin descanso, sin paradas…

Todo desde un prisma visionario, con las mejores de las intenciones. Y miren ustedes que todo es difícil ya de por sí. Por todo lo comentando y por muchas cosas más. Pero quizás, lo peor de lo peor son las zancadillas de quien se siente como tú: parece que a veces no tenemos suficiente. Y entramos en los divertidos juegos de quien tiene por madurez la de mi prima pequeña.

Ya va siendo hora de sustituir tanta estupidez por interés, tanta falacia en admiración y respeto, tanta deportiva envidia en valorar a los demás con objetividad, y si no es de tu satisfacción, aprender a seguir buscando lo positivo. No estaría nada mal que cada cual reconociera que realmente, la música, no interesa como tal, a casi nadie. Algún melómano introvertido, algún chaval con padres integrales, ese que quiere y no puede, quien cree que aprender a tocar le conducirá a mágico mundo de sensaciones, y así hasta un cortísimo etcétera.

No nos hagamos demasiadas ilusiones: está lucha es contra todos, y así, es imposible ganarla. Incluso habría que atreverse a darla por pérdida, con gallardía, pero con sinceridad – por la cuenta que nos trae –. De mientras, seguimos riéndonos de nuestra propia muerte. Esa que no está llegando porque ya está entre nosotros, incluso, desde que comenzamos.

Y aun así, se preguntarán por qué demonios seguimos aquí. Pues la respuesta es bien sencilla: por todo lo invertido. Además, en el tiempo que hemos dedicado a la cultura y el arte, las demás disciplinas están demasiado copadas por generales de la sabiduría. Y nosotros, según algunos, somos demasiados arrogantes como para cambiar a algo peor… o quizás mejor. Lo que es cierto que a estas alturas del partido, mejor echar el balón al suelo e intentar jugarlo, por si acaso.

Los más derrotistas nos seguirán acusando y encasillando en todo lo que sale por la caja tonta. Y aunque algunos compañeros muestran la bandera de sus propios hundimientos, no pongan en duda que en todo esto hay quien es algo más inteligente y audaz. Lo único negativo es que los valores del respeto humano no podemos perderlos jamás, pase lo que pase. Y es ahí donde alguno aprovecha para poner sus nidos.

En fin, seguimos en la lucha, cansados y aturdidos, pero imaginamos que poder llegar a algún puerto será parte de nuestro sino. Lo que importa aquí es no dejar nada en el tintero, y menos cuando lo que está en juego es tu propia vida. A ver si los más espabilados siguen aportando algo a esta sinrazón en la que nos desenvolvemos. Porque gracias a ellos la luz cada vez está más teñida de oscuridad, y en el túnel cada vez estamos más apretados. Siempre se podrá pensar: bueno, y esas manifestaciones artísticas que planteaban nuestros antepasados, ¿para qué servían?

domingo, 19 de septiembre de 2010

Comienzo de curso

Bueno, pues ya llegó; o mejor dicho, ya se fue, según se mire. Todo depende de cómo queramos percibir el espacio temporal y la asistencia emocional de cada uno. Lo que no cabe duda es que empieza un nuevo ciclo y concluye una de las épocas de mayor disfrute y satisfacción para casi todos. Una verdadera lástima, porque sinceramente, adoramos el verano, con sus pros y con sus contras; lleno de bienestares y entretenimientos. Es la fecha en la que parece que la música está más presente en la mayoría de las actividades.

Luego, durante todo el año, evocamos en infinidad de ocasiones lo vivido, sus sensaciones, lo que nos arrastra a convertirnos en constantes soñadores de lo que no tenemos. Nos encanta regresar a la playa alguna tarde de febrero para volver a mezclarnos con el olor del mar y su incipiente música de oleaje, ese que jamás abandona las orillas de nuestras costas.

Pero llega el otoño, con su frescor mañanero y una carga esencial de ilusiones. El inicio desde un nuevo punto de partida o bien, el retomarlo desde un lugar concreto, hace que nos organicemos en nuevas naturalezas, con actuales propósitos y flamantes proyectos. Así es la vida, o mejor dicho, ese es el verdadero motor de nuestras propias experiencias. Es lo que nos empuja y nos da fuerza para continuar. La ilusión se lleva por bandera, quieras o no.

En el terreno artístico, siempre nos ha dado la sensación de que cerramos una puerta para abrir otra. El período estival parece que está hecho para concluir un periodo de trabajo; es como una gran exposición de todo aquello por lo que nos hemos afanado, por lo que nos hemos esforzado y además, enfrentado. Quizás suene pedante, pero es la realidad palpable de muchos que buscan la expresión de formas diferentes a las del lenguaje explicito y factible.

Resulta como una gran batalla, donde tienes que luchar para mostrar todo en lo que crees. Tiene los mismos componentes que un conflicto bélico, siendo tremendamente sarcásticos. Aunque no es menos cierto que hay algunos que ven la música como una competición, donde la lucha contra tus congéneres es lo que te va a dar la fuerza para continuar. Esta es la gran mentira en la que algunos “poetas” desmedidos se jactan en participar: una actuación falsa donde la creatividad, la intención y la capacidad expresiva tienen poco que decir. Al contrario, solo subyacen los más bajos instintos actitudinales de ser humano, algo que tiene mucho que ver con la degeneración del hombre, y muy poco con la grandeza del artista.

Hay que hacer un ejercicio de retro inspección, y mirarse hacia dentro. Dejar de abusar de los demás para servirse de excusa banal e inservible, y acometer tu propio camino desde la intención correcta, no desde la visión de las cosas de los demás. El trayecto es largo, a veces tortuoso, pero por favor, que entiendan de una vez por todas, que la música – y el arte en general –, no es un concurso, sino la capacidad inherente del ser humano de expresarse a través de vías diferentes y de lenguajes abstractos.

Es de extrema importancia abundar en la generosidad con uno mismo, pero sin la constante preocupación por lo que hacen los demás. Déjense de tonterías y no miren más a ver qué está haciendo el vecino, ni para copiarlos ni para envidiarlos. Eso está claro: ¿Envidia? ¿Yo? Cada vez que hacemos una demostración de preocupación desdeñable, es síntoma de celos. Nosotros aceptamos que podemos ser participes de eso, pero la mayoría de las ocasiones sin motivo razonable. Además, en esta tesitura también se enmarcan las alegrías ajenas de todos los que hacen de la música su vida y pasión sin necesidad de entrar en el submundo de la tontería y la vanidad.

Nuevo curso, nueva vida. Emprendan nuevos retos, novedosos proyectos, hagan rentables sus propósitos, y no se dejen avasallar por quienes no tienen nada que aportarles. Esos, que se queden en casa, al margen de las realidades. La música es enorme en anhelos y aspiraciones; que ninguna pared se ponga en medio de sus posibilidades, de aquello que les resulte sugerente y lleno de ambiciones. Nosotros lo hacemos así desde hace tiempo y les aseguro que funciona a las mil maravillas.

Llegó el otoño. Y con él, el momento de la reflexión, la circunstancia sin prisa, el tiempo de recrearse en lo pasado y en el devenir, la tentación del encerrarse y dejar caer fuera la fina lluvia, del vivir mirando hacia delante con más ilusión que nunca. Cojan sus instrumentos, planteen como los harán sonar en adelante, como cuando niños pretendemos que pasen los días más rápido para ser mayores; disfruten del instante, que como todas las cosas, tienen algo que les hace especial y que fuera de su tiempo, echamos de menos.

domingo, 12 de septiembre de 2010

La imperfección de la música

Existe, con cada tipo de persona, un pensamiento personal y único. Cuando estos son expuestos, corremos el riesgo de que los demás a su vez puedan hacer una valoración crítica de las ideas declaradas, partiendo inevitablemente de sus propios conocimientos, da la igual de la forma que fueran adquiridos. Lo importante es que debemos admitir y respetar que como nosotros poseemos una realidad, los otros también se ven con esa objetividad que demuestran sus concepciones.

Hemos aprendido a llevar a cabo una actitud constante de tolerancia hacia las diferentes apreciaciones de quienes se ven en la obligación de hacernos saber sus pensamientos. E incluso es de sumo interés lo que muchos de nuestros congéneres nos comentan, ya que lo interesante es siempre aprender. Incluso creemos que es una disposición muy valiente, llena de nobleza y arresto.

El problema viene dado cuando es nuestro conocimiento equivocado el que nos guía. O bien, un soporte de ideas desacertadas impropias de la disciplina en la que se enmarcar nuestro patrimonio ideológico. Para aseverar con certeza hay que ser prevenido y en muchas ocasiones que la afirmación tenga un soporte científico y de estudio. Mínimamente debe ser admitido por una colectividad con cierta base analítica y especialista.

Nos decían hace poco en los círculos musicales de Madrid, que en este País todo el mundo sabe de futbol y de música. Lo del deporte rey es algo más subjetivo y de la misma manera reprobable, ya que es tema constante de conversación por la gente que incluso en su vida jamás practicaron deporte alguno. Pero lo de la música sí que tiene ese componente subjetivo de imparcialidad que otorga a cada cual un mundo de introspección personal.

El problema está, creemos, cuando se confunden las sensaciones y las emociones – más cercanas a la parte práctica – con la realidad técnica de la composición e interpretación artística. La música se puede escuchar desde dos planos, y si cabe la posibilidad, no mezclarlos entre sí. Porque lo que para un individuo es acertado en el plano sensitivo, para otro quizás jamás se acerque. Esa es la estancia subjetiva que atañe a la música. A nivel psicológico, las afectaciones pueden ser diversas, cerrando posibles teorías reales e impersonales.

De esta forma, la confusión está servida, por la realidad en la que utilizamos nuestras valoraciones criticas. Debemos tener en cuenta que existen dos realidades, una con la opinión que nos conducen nuestras propias experiencias y otra realidad técnica y analítica donde la valoración sí que se debe de tener en cuenta. Y en este último plano, solo tienen cabida las especulaciones profesionales, las de aquellos que estudian y dedican su vida al ejercicio e instrucción del conocimiento propio de una disciplina.

Así, nos encontramos constantemente a gente que literalmente sufre por nada, destruyendo las diversas posibilidades que oferta la música por pensar si esa interpretación es correcta o no. Quizás la tendencia propia del ser humano es a ser evaluativa y llenas de dictámenes, pero esa es la primera barrera que debemos romper para poder disfrutar seriamente de cualquier obra de arte. Hay quien se jacta de mantener acaloradas discusiones sobre música, cuando su conocimiento se circunscribe a una pobre relación inconstante y diversificada.

Desde esta tribuna defendemos una postura abierta y flexible, pero desde la idea de que la música es una manifestación humana, por lo tanto realizada por un ser de categoría imperfecta. Esto nos lleva a afirmar que entonces, la música lleva un condicionante de imperfección que es parte inherente del propio lenguaje expresivo. Y que aunque hay quien constantemente busca el fallo y el error, no saben que la música vive en continuo desacierto y defecto, no permitiéndoles complacerse de las buenísimas características que ostenta.

En la historia de la música hay multitud de ejemplos para demostrar esta teoría, en la que la construcción formal difiere de la perfección, siendo incluso descubierto a posteriori. Y aun así, se ha conducido en una serie de sistemas de creación a los que nuestros oídos se han acostumbrados. Podríamos decir que es como si nos creyéramos nuestras propias mentiras, algo que además, es muy propenso en muchos congéneres.

No deberíamos ser tan efusivos al defender nuestros posibles gustos ante los demás, ya que para los ajenos a nuestra causa puede ser al contrario. Y sobre todo, si no existe base científica que nos repruebe. Disfruten ustedes de la música y no se pregunten el por qué; vivan de las enormes sensaciones que nos ofrecen y no permitan que el espíritu crítico que todos llevamos dentro, nos condicionen o nos afecten.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Enorme verano musical

Se van apagando en la lontananza los últimos vestigios estivales del orden sonoro de nuestra provincia. Es el momento, por lo tanto, de hacer un escueto balance de las programaciones y del correcto desarrollo de estas. Podríamos decir de forma general, que ha sido un verano correcto, contando con los problemas que parecían al comienzo que íbamos a mantener con esto de la estúpida crisis: para la cultura esa palabra debería estar prohibida.

De manera oficial, nuestras más sinceras felicitaciones al Ayuntamiento de Huelva y a la Diputación Provincial en sus respectivas agencias culturales, ya que sus gestores han sabido sacar el máximo provecho de los atrevidos presupuestos con los que han contado. Ellos son los que sacan para delante mucho de lo que aparece, y para bien o para mal trabajan de manera desmedida para que todos nos contentemos con un programa digno en calidad y dirigido al gran abanico de paladares que existe. Los conciertos del Foro Iberoamericano de La Rábida han rozado con la excelencia y el cartel de Colombinas ha sido muy plural y cualificado.

En el Foro Iberoamericano hemos podido escuchar grandes espectáculos nacionales e internacionales. Diego el Cigala nos trajo de su mundo repleto de tangos y sensibilidad argentina; se vibro con el incombustible Raphael, y las coplas de Miguel Poveda, realidad viva de la canción española y del flamenco. Pero no puedo engañarles; pienso que hemos tenido el privilegio de que algunas de las noches calurosas de julio fuéramos visitados por autenticas leyendas de la música y de su relativamente reciente historia.

Chef Khaled abrió la terna de los tres maravillosos conciertos, con su sentido de la música Raï; este argelino afincado en Paris hizo volar literalmente a todos los asistentes a su audición con el sentido moderno de la música árabe. Después, en el orden cronológico, el conciertazo de Patti Smith; la rockera norteamericana nos trasladó a la esencia del rock más duro con una actitud desgarradora y con el concepto musical de lo más atractivo que hemos disfrutado nunca. Y el broche de oro lo termino de bordar Elvis Costello; el cantante de origen inglés brindó una de las memorables interpretaciones musicales que jamás hemos podido admirar.

Durante las Fiestas Colombinas se adaptó la oferta de cada jornada a un criterio de público concreto, con la acertada intención de colmar todos los afectos. Para los más jóvenes se dispuso un espectáculo de una cadena de televisión, para los no tan jóvenes el ritmo y el rock castizo y latino de “Seguridad Social”, “Los Sabandeños” como plato folclórico, la grandísima Paloma San Basilio en un precioso recital a solas con un contrabajista, un pianista y un saxofonista, la dulce propuesta de la malagueña Vanesa Martín, y el plato fuerte de los festejos del tres de agosto fue culminado con la banda de rock madrileño “Mago de Oz”, haciendo las delicias de infinidad de seguidores.

Por otro lado, el verano siempre es el momento en el que las propuestas desde los empresarios e iniciativas privadas se ven en mayor número por, sobre todo, los lugares de mayor atractivo turístico. Las astucias de algunos hosteleros y la inteligente posición de utilizar la música en directo para promocionar sus locales, es algo que beneficia a quienes nos dedicamos a esto. Pero con la más grande de las sinceridades, también nos duele el trato que en muchas ocasiones desde algunos lugares se les da a los músicos, haciendo que la cortesía y el respeto que merece cualquier artista sea a veces bastante escaso.

Es la historia de casi siempre: estas son épocas donde a todos nos gusta disfrutar de la música como elemento inherente a la fiesta. Todos echaríamos de menos algo tan significativo para nosotros como es la representación musical. Pero nadie se para a pensar las dificultades por las que atraviesan los músicos para conseguir que los demás puedan recrearse y pasarlo bien. No estaría nada mal que en algunas ocasiones nos planteáramos el papel tan complejo y arduo de muchos profesionales que ponen la banda sonora de nuestras vidas.

Para culminar el verano de este magnífico 2010, la guinda la pusieron Paco de Lucía y su inmensidad como guitarrista de flamenco. Sin lugar a dudas el más grande los músicos españoles de la segunda mitad del siglo XX y un mito para todos, trajo su arte hasta la vera del mar de La Antilla en el que puede ser el último de sus conciertos en Huelva, ya que la sensación que viendo mostrando en sus contadas apariciones públicas es que dejará en breve las largas giras mundiales. Una fortuna para quienes pudimos disfrutar del evento y una pena para quien se lo perdió.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Nuestra pasión por la música

Sabemos que es muy difícil separar del mundo de la cultura todas las cuestiones políticas en las que se ven inmersas, sobre todo a nivel organizativo y por supuesto en otras materias que a veces a los que sólo nos preocupa la música nos sobrepasa. Es muy complejo entender como multitud de profesionales que nos dedicamos a asuntos culturales, estamos atravesando uno de los peores momentos de nuestra vida por argumentos que salen fuera a toda relación propia. Y lo más difícil de todo es hacerlo entender a los demás, ya que es de poca importancia para quien lo escucha si no es suyo, lógicamente.

A veces, enfrascados en la pasión que nos mueve toda esta defensa cultural que nos abandera, quizás cometemos errores bien por la ceguera que nos manipula, o bien por el dolor que nuestra situación nos afecta. Es nuestra posición constante ante agresiones y a veces por la dejadez que sufrimos todos los que por iniciativa propia, hemos hecho de nuestra vida una profesión.

Pues bien, metidos en faena y perceptibles quizás dentro de un entusiasmo desmedido por nuestra parte, hemos recibido una nota desde el Ayuntamiento de Lepe sintiéndose participes del evento que se celebro hace una par de semanas en la localidad costera de La Antilla, en su término municipal. Nos han informado de cómo han colaborado con el concierto que Paco de Lucía ha dado en la noche del 19 de agosto y en la que su promotor tuvo de forma privada la iniciativa de tal acontecimiento.

Sabemos y consideramos que cada ámbito ha asignado para sí su parte de trabajo, tanto de manos particulares como desde el Ayuntamiento. Es más, nos confirman que se firmó un convenio de colaboración por ambas partes para contribuir de alguna manera en la buena marcha del espectáculo. De esta forma, desde la administración local nos han comentado la serie de compromisos que se acordaron entre todos, pensando que era algo muy bueno para el municipio en todos los sentidos.

Todo esto es en lo que se implicaron e intervinieron: colocar 10 extintores en el lugar del concierto; cortar la Avenida Río Piedras; poner a disposición del evento el servicio de Policía Local, Protección Civil, ambulancias y escolta para el traslado del artista; habilitar una zona para aparcamientos; disponer de 4 operarios, que al final fueron más, para descarga del material traído por el artista y posterior carga; poner a disposición del evento un técnico electricista con título homologado; poner a disposición del evento de 10 acomodadoras para el graderío; poner a disposición del evento de personal de limpieza durante la noche del concierto y del recinto para el día después; disponer de operarios que desmonten y pongan vallas en las pistas de tenis del recinto.

Esta es la lista literal de cargos de las que se hizo empleo el Ayuntamiento; existe una mala sensación porque consideran que su aportación ha sido siempre la correcta y que en todo momento no han dudado de su colaboración con tan magnífico acto. Quieren que se sepa que todo momento han apoyado y respaldado cualquier acción de esta disposición. Lo que nos encantaría es que desde todas las administraciones aportaran soluciones para los muchos actos profesionales que existen de manera similar. Esperamos que así, quede clara su prestación.

Hemos hablado y hablaremos sobre cuáles son las experiencias de muchos músicos, de cómo viven y de cómo desarrollan su día a día a pesar de las vicisitudes que les atañen. De eso es de lo que precisamente hablamos: de Música. Es muy habitual que muchos de los que leen nuestra sección tomen carta de juicio, pues la mayoría de las veces actuamos para que las conciencias se remuevan. Pero les podemos asegurar que no existen ni intereses personales ni se intenta tener maldad con los temas a tratar.

Nuestras intenciones las defendemos como fragmento de identidad. Pero es realmente doloroso que a veces se sientan agraviadas algunas personas cuando de alguna manera la intención no es la que se propone. Estaría bien, como seres humanos que somos, que a partir de un punto de encuentro real pudiéramos departir de cualquier asunto. Lo que no entendemos es que se lancen argumentaciones y luego no podamos aclararlo.

Esto no se suscribe solamente por lo acaecido en el concierto de Paco de Lucía, sino que hemos recibido otra serie de acusaciones infundadas y muy personales en las que nos atribuyen intereses de toda índole. En varias ocasiones hemos hablado de que esta es una tribuna abierta, y si alguien tiene algo que comunicarnos o quieren que lo reflejemos, solo tienen que ponerse en contacto con nosotros a través de este mail: templetehuelva@gmail.com