viernes, 18 de diciembre de 2009

Serrat eres único… enhorabuena

Imagino que después de este articulo ya seré vetado para el resto de la historia popular, me tomaran por loco y dirán que no tengo ni idea. Y como lo más probable es que mi pasión por las cosas relativas a mi obnubilación por la música no me permita expresarme en términos políticamente correctos, destruya mi credibilidad y mi opinión en vez de ser compartida, será repudiada y me tildaran de envidioso.

Quizás me problema sea que toda la música que han escuchado mis oídos en mucho tiempo principalmente la escuche como lo que es: Música. Como decía Stravinski “la música es música por ella misma”. Durante todo el siglo XX y lo que llevamos del XXI, se ha adornado todo las expresiones musicales de cuestiones superficiales que, sinceramente, no hacen falta, solo por ayudar a que la música sea un negocio rentable.

Quiero abrir este debate ante la consecución por parte de unos de los cantautores más afamados españoles de un premio que nuestro querido ministerio de cultura, si ese que dependiendo del signo político o de los amigos te coloca en un sitio u otro, ha otorgado a Serrat. Un premio que no existía, pero con el que el catalán se va a embolsar nada más y nada menos que 30.000 euros, sólo por ser quien es. Alguien que socialmente estuvo en el momento oportuno en el lugar adecuado, mientras multitud de músicos malviven buscándose, no solo las habichuelas, sino el respeto por su arte.

Lo han denominado “Premio nacional de las música actuales”… hasta el título me parece de tomadura absoluta de pelo. Para ser justos, también deberían promover un premio para las músicas del pasado o del futuro, ¿no creen? Pienso que sería más de recibo que el galardón tuviera que ver con la causa social que promovió siempre Serrat, por su política nacionalista en contra de España o bien por sus poemas musicados sobre versos de otros poetas.

Pero un premio nacional de música es algo a lo que todos los músicos aspiran alguna vez en su vida. Es un reconocimiento sobre todo de orden profesional; incluso estoy seguro de que muchos de los premios nacionales convocados no tienen como estímulo una obtención en metálico lo suficientemente importante.

Para redondear la historia, es la primera vez que se concede… y, ¿será la última? Serrat ha comentado que “la noticia me ha pillado de sorpresa”. Además, “ni siquiera sabía de la existencia de tal honor”. Eso sí, se sintió orgulloso de que el ministerio de cultura de su país le dé la posibilidad de tener un nuevo reporte en su cuenta corriente, que quizás tenga los mismos números que la del resto de los españoles. Desde aquí felicitarlo por tener tan buenos admiradores y amigos. También lo felicito por tener a casi todo España y parte de América de su parte, y que todos los demás músicos seamos parte del ostracismo más cruel en detrimento de la popularidad de gente como él. Al fin y al cabo, él es músico… y los demás solo la hemos estudiado. Ni la sentimos ni somos capaces de demostrar nada a nivel emocional.

En el 2005, grabando en un estudio de Barcelona, el ingeniero, del cual no voy a dar el nombre por cuestiones lógicas, me comento la actitud de este señor en algunas de sus producciones discográficas. Su ego y su alta autoestima fueron mostrados por encima de cualquier cuestión musical. En las sesiones del proyecto “Serrat sinfónico”, peleó con todas sus formas para quedar por encima de la orquesta. Como uno de los detalles significativos, decir que todos los arreglos fueron realizados por uno de los músicos catalanes contemporáneos de mayor renombre, Joan Albert Amargós, quedando estos en un volumen tan bajo que casi no se aprecian en la música.

No defiendo que Serrat no sea un personaje con una trayectoria profesional intachable y una aceptación popular fuera de toda duda. Pero su música queda para los oídos de lo popular, haciéndose grande a costa de los músicos que se han encontrado a su alrededor en casi todos sus proyectos, aprovechando cuestiones políticas o emocionales.

Es de recibo que consideremos a este señor como parte de la música popular española; es lo que tiene este tipo de músicas, que si son aceptadas por el pueblo, son casi inamovibles y por su cercanía, estén presentes en nuestras vidas. Por eso, en un alarde de valentía creo conveniente hacer un homenaje no solo a los músicos de Serrat, sino a todos aquellos músicos que por cuestiones laborales han dejado su talento atrás por tener que comer todos los días, acompañando al cantante mediático de turno o al que en esos momentos determinaran las modas.

Señores, sin músicos no hay música… háganse ese planteamiento constantemente. A ver si Serrat reparte los atractivos 30.000 euros entre sus músicos o se los queda para hacerse otro chalet en la costa dorada, que no es mala cosa.

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