lunes, 30 de agosto de 2010

Estudios Rimshot

Como si de una huida del sol se tratará, nos hemos subido esta semana hasta la madrileña localidad de Pozuelo de Alarcón donde reside el cuartel general de nuestro querido amigo Carlos Lillo. En su estudio, acogedor y hospitalario, se gestó y produjo el segundo disco de la banda onubense Och8 Vientos. Debido a una serie de despropósitos, se ha aletargado la grabación de las voces hasta que por fin, Alba Casado se ha mostrado como la parte que terminaba de integrar el concepto musical de la manera más profesional posible.

Pero no vamos a hablar de la banda, ya que en su momento se ha intentado acercar a nuestros lectores a la realidad que viven los músicos en su trabajo diario y hay quien ha visto otras intenciones, imaginamos que malintencionadas y fuera de sitio. Vamos a tratar, con toda la voluntad de mundo, que conozcan una de las labores más omitidas del mundo de la música, la de los técnicos de estudio donde se graban y realizan muchos de los audios que luego los demás disfrutamos en innumerables momentos.

Carlos Lillo, nuestro “aprieta botones” – como a él le gusta autodenominarse –, lleva más de veinte años grabando a diestro y a siniestro miles de proyectos que pasan por su estudio de Madrid, o bien, se desplaza a otros para llevar a cabo de su cometido. Ha conocido y trabajado con muchos de músicos que ponen la banda sonora a nuestras vidas, y es uno más dentro de un sistema perfectamente organizado donde tiene mucho que aportar, e incluso que aconsejar. Sus funciones son circunscritas pero en realidad no tienen límites, llegando a servir para un roto como para un descosido.

Ha experimentado el paso del mundo analógico a la era digital, donde los sistemas informáticos se han impuesto en todos los ámbitos tecnológicos, por lo que es sabedor de cómo funciona de raíz todos los parámetros técnicos. Ese conocimiento le aporta un número importante de aciertos en las producciones y da mucho más valor a la obra sonora, ya que se parte de unas premisas básicas muy útiles para dar humanidad real a la grabación.

En el orden digital actualmente, el manejo de las estaciones de trabajo fonográficas es de obligado tramitación por parte de cualquier técnico de sonido, usando el estándar de la empresa americana AVID (la antigua Digidesign) que se denomina Pro Tools. El acceso a estos servicios requiere de una formación y dedicación bastante importante. De hecho, poseer este tipo de equipos con hardware y software incluidos es algo excepcional y poco habitual, por presupuesto y por manejo.

A parte, toda una gama impresionante de equipo tanto imprescindible como auxiliar se presenta por todo el estudio. Carlos es un gran amigo del mundo de la microfonía, teniendo una extensa colección de transductores de todos los colores y procedencias: Neuman, Shure, sennheiser, etc. Previos, compresores, ecualizadores, amplificadores y muchos más aparatejos se concentran en varios muebles racks por el área de actividad.

Una de las características más llamativas y funcionales del estudio es la falta de comunicación visual, es decir, que no existe ventana entre el estudio y la pecera. Eso es algo que al principio, acostumbrados a otros lugares similares, nos resultó extraño y ciertamente arriesgado. Pero después de probar, les aseguramos que es de lo mejor para grabar en total intimidad y relax.

Ahora sí, como ocurre en multitud de ocasiones, por mucha tecnología y por mucho equipo que se tenga, lo realmente importante es el factor humano. Y con Carlos Lillo vamos sobrados de amabilidad; como le hemos dicho, ya es parte de nuestra familia para siempre. Da igual que estemos a seiscientos kilómetros de distancia, le estaremos siempre agradecidos por su compresión y apoyo desmedido. Fue una absoluta fortuna dar con él, una casualidad que ha hecho crecer un proyecto por derecho, de gran esfuerzo y de una enorme satisfacción.

Con todos los honores del mundo, destacar una profesionalidad de descomunales credenciales, enseñándonos muchas y substanciales cuestiones que vamos a poder usar en nuestros conciertos y muchas de las actuaciones que nos quedan por hacer. Desde nuestro pequeño universo agradecer a Carlos su paciencia y atención constante: sin ti no hubiera sido posible que siguiéramos pensando en tanto “Camino por andar”.

Por extensión corresponder y reconocer todo el cuidado y diligencia que muchos profesionales desarrollan en aras de lo bien hecho por detrás de todo lo que se proyecta. Ellos son los verdaderos culpables de que todo esto marche, y desde estas líneas nos encantaría hacer nuestra aportación al respeto de tantos y tantos técnicos de audio que nos encontramos en cada uno de los eventos.

miércoles, 25 de agosto de 2010

La enormidad de un genio

El ser humano tiene como premisa constante la crítica y la valoración ajena; es lo que a veces da lugar al deporte nacional: la envidia. Pero cuando existe algo que está por encima de opiniones personales y de estimaciones que sólo valen para uno mismo por pertenecer al mundo del desinterés general, entonces se etiqueta como intocable y sagrado. Y si para más “inri” hay quien colabora con su desagradable ignorancia y repudiado concepto cultural y musical, entonces mejor apaga y vámonos.

Pues bien, contra viento y marea, el empresario lepero Rafa Toscano se propuso como utópico objetivo que en la posiblemente última gira del más grande de los grandes guitarristas de toda la historia de la música mundial, Francisco Sánchez Gómez – el colosal Paco de Lucía – tuviéramos el honor y el enorme orgullo de poder tenerlo por estos lares antes de sus finales notas.

Nos constan los esfuerzos, el trabajo, la dedicación de meses – casi más de medio año –, y multitud de inconvenientes que se han sufrido para que ese día llegase. El apoyo institucional ha sido mínimo, quizás enfrascados en cosas “más importantes”, siendo el aporte de las administraciones bastante escaso. Incluso sabemos que hubo quien dirigió su actitud esgrimiendo la excusa de que este concierto no le interesaba a nadie. En ese momento es ideal usar la precisa frase de “la ignorancia es muy atrevida”.

La desafortunada persona que lanzó semejante atrocidad se quedó tan ancha y pancha; y sinceramente, pensamos que sería de las pocas personas que muestran ese tipo de debilidades culturales. Siendo políticamente correcto intentaré no sobrepasarme, pero si toda la clase política piensa igual, ¿en manos de quienes estamos? En fin, lo que nos hacía falta para terminar de hundir el mundo artístico y musical.

Pues a pesar de todo, nuestro valiente y generoso héroe se lanzó, manta en la cabeza, y comenzó un peregrinaje en solitario. Y aunque han existido amigos y grandes colaboradores en todo el proceso, quien ha asumido las responsabilidades para bien o para mal ha sido una sola persona. Muchos de los que hemos compartido esta acción, estábamos deseando que alguien le echara narices a esto y conseguir tan alta cota, siendo así más grande nuestra admiración hacia Rafa.

Que les quede claro a todos los que han dejado de lado, medios de comunicación de Huelva entre otros, y no han dado la importancia que este concierto merecía, que se ha tratado de un hecho histórico. Quizás les parezca poca cosa, quizás tengan otros intereses económicos, sociales o políticos, pero les aseguro que las más de dos mil personas que vivimos este acontecimiento seremos, junto con los promotores del evento, los testigos impertérritos para siempre.

Desconocemos el número total de público de Huelva que existía, imaginando que serían en una gran representación. Pero estuvimos charlando con gente de todos los lugares de España que habían venido al concierto, algunos que incluso visitaban por primera vez a Huelva. Esto tiene un condicionante turístico de gran utilidad, pero tampoco supo usarse. Todavía me pregunto cuales son las necesidades y las características para que algo así se quede en una anécdota para quienes deciden. Imagino que la música y la cultura tienen poca validez.

Otra de las cosas que nos parecieron deplorables fue el falso clasismo, metidos en pleno siglo XXI, que algunos señores – por llamarles de alguna forma educada – mostraron con sus comportamientos. Sus actitudes, al igual que sus “copas de balón” son tan demenciales, necias y patéticas como su frágil aportación. Eso sí, para exigir todo vale. Estaría bien que al igual que en el invierno, se quedaran cerca de sus comarcas habituales, esas que son tan maravillosas menos en esta época estival.

A pesar de todos los acaecimientos y vicisitudes, dar las gracias públicamente a aquellos que han puesto de manera totalmente desinteresada su granito de arena en la elaboración de tal concierto. Son parte de la historia musical y cultural de nuestra apática Huelva. Sin ellos hubiera sido más complicado llevar a cabo la labor de producción y el desarrollo del acontecimiento.

Y por supuesto al público que abarroto desde dos horas antes del concierto: ellos son los verdaderos privilegiados de todo el desvelo que Rafa Toscano y su equipo. Ha sido todo un éxito, un triunfo y una satisfacción de impensables cuantías. La fortuna es el arma de todos los que asistimos: la oportunidad de viajar, de llegar al alma de la música y del flamenco fue el mayor de los regalos jamás sentidos. ¿Cuándo volveremos a sentir algo así? Quizás, ¿nunca?

sábado, 21 de agosto de 2010

Paco de Lucía para la eternidad

Apareció, tal y como su gente lo esperaba, a las nueve en punto de la noche. Enfrascado en una gorra y con unos pantalones vaqueros, fumando – algún vicio tendría que tener – y abrazando a una de sus “Conde”, accedió tras un largo pasillo hasta la zona habilitada de camerinos en la soledad de un par de empleados de seguridad. En nada, acompañado por hermosa guitarra y el cigarrillo, se subió al yugo y al placebo de sus obras musicales: otro escenario más.

Pero ni para él ni para muchos de nosotros no se trataba de un escenario más. Muchos de sus primos de Castro Marin e incluso su hija mayor, su hermano Pepe y muchos viejos amigos onubenses de toda la vida estaban aguardándolo para volver a escuchar su magnánimo arte en Huelva. Además, si observamos con detenimiento algunas de sus últimas entrevistas, puede denotarse que ahora sí, que se acabó el salir de giras por todo el mundo; hoteles, aviones y comidas fuera de casa agotan a cualquiera, y más si llevas casi 50 años de tu vida haciéndolo.

Muchos rostros del mundo de la música como Ricardo Pachón o Vicente Amigo por ejemplo se dieron cita en el que va a ser, con casi total seguridad, el último concierto de Paco de Lucía en su querida Huelva. Acompañado por un elenco joven y con puntualidad británica, a las once de la noche y después de haber cenado un buen jamón de jabugo, gambas y tortilla de patatas – lo de la tortilla es expreso deseo suyo –, se alzó la inconmensurable figura del gran maestro de Algeciras en lo alto de la escena. Como siempre, de fondo unas palmeras que según él le recuerdan a las playas paradisiacas del Yucatán mexicano.

Las más de dos mil personas recibieron con un gran aplauso y a continuación, entre un silencio de admiración, comenzaron las primeras notas por rondeñas, donde mezclo falsetas de “Mi niño Curro” y de “Cueva del gato” entre otras. La vertiginosa velocidad con la que “pica” sobre las cuerdas hizo saltar a más de un aficionado, e incluso se llego a aplaudir en mitad del tema como si hubiera concluido: esto es algo que no habíamos visto en nuestra vida. Poco a poco se fueron subiendo Antonio Sánchez a la guitarra de acompañamiento, David de Jacoba y Duquende al cante, Antonio Serrano a las programaciones y armónica, el Piraña a las percusiones, Alain Pérez al bajo, y Farruco – espectacular por cierto – al baile.

Durante dos largas horas y media, que se nos hicieron cortísimas, se fueron mostrando tangos, bulerías, rumbas, alegrías, etc., en las que Paco fue mostrando infinidad de falsetas que variaba de un lugar a otro con una facilidad increíble, que lógicamente para nosotros es algo inimaginable de poder construir. Hubo quien al final comentaba lo a gusto que había estado en todo momento, llegando incluso a lanzar un “¡Viva el niño Miguel!” como respuesta a un espectador.

Sinceramente pensamos que Paco de Lucía está disfrutando de sus recitales como nunca, mucho menos concentrado en la técnica y más emotivo, más sentido en cada uno de los acordes que sus manos desgranaban. Y para finalizar, después de una atronadora ovación, el bis esperado: “Entre dos aguas”, el éxito que lleva casi cuarenta años interpretando de infinidad de maneras. Noche histórica en La Antilla; gracias a Rafa Toscano, por valiente y por haber promovido este evento que será recordado por los siglos de los siglos.

jueves, 19 de agosto de 2010

Paco de Lucía (y IV)

En El Templete del pasado lunes, dejamos este monográfico sobre Paco de Lucía a comienzos de los años ochenta. Después de su participación activa junto a Al Di Meola y a John McLaughlin, el nacimiento de su sexteto de acompañamiento va a marcar un par de décadas llenas de importantes giras y grandes éxitos por todo el mundo. Con ellos va a llegar la plenitud del formato y del concepto musical del maestro de Algeciras.

Con los discos “Castro Marin”, dedicado al pueblecito portugués en la frontera con la provincia de Huelva de donde era natal Luzia Gomes –madre de Paco – y “Sólo quiero caminar”, comienza una nueva etapa donde la musicalidad orquestal del sexteto hace reinventar literalmente la concepción que hasta ese momento se tenía del flamenco. Ya se adivinan claramente las intenciones, que aunque todavía no están claras del todo: existe un desarrollo, no se hace nada de repente.

Y a finales de los ochenta llega “Siroco”. Este álbum es sin lugar a dudas el que marcará un antes y un después para todos los flamencos, músicos dedicados, aficionados y estudiosos. Es el trabajo discográfico más examinado e investigado de todos los que contemplan su larga trayectoria. Su disco de continuación, “Zyriab” (1990) es la progresión adecuada y perfecta. Son dos discos que se conectan a la perfección, y que creemos que son dos de las grandes joyas de su producción. Podríamos estar días hablando de ambos trabajos como archivos sonoros de la historia del flamenco y de su expresión musical.

La década de los noventa se mueve entre grandes pérdidas y retos casi imposibles. La muerte de Camarón de la Isla, y posteriormente de sus padres, dejó huérfano de relaciones familiares al maestro. En estos años se refugia en la “Playa del Carmen”, al sur de Méjico. Allí se encierra para el que será su gran desafío: interpretar íntegramente el “Concierto de Aranjuez” de Joaquín Rodrigo. Esto dio lugar a grandes divergencias y alimentó el debate eterno entre guitarristas clásicos y flamencos. Aun así, Paco contó con el beneplácito de su autor, el cual estuvo presente en uno de los recitales.

No contento con eso, también se atrevió con los arreglos de la suite “Iberia” de Albéniz. En esa época, compartió los escenarios con dos jóvenes promesas de la guitarra de concierto flamenco en España: su sobrino José María Bandera y con el guitarrista catalán José Manuel Cañizares. Dos ejemplos perfectos de cómo sus secuelas y escuela tendría buen mantenimiento.

A mitad de los noventa va a clausurar la andadura del sexteto con el disco homenaje a su madre, ya que lo tituló “Luzia”, y en el que también canta por primera vez recordando a su querido amigo Camarón. Quizás el disco no da a demostrar mucho más de lo que ya estaba hecho; podemos decir que es menos revolucionario y algo más conservador.

Los años venideros van a estar en medio de una reclusión voluntaria, tocando poco y asentado en su exilio mejicano. Hasta el 2004, en el que volverá a grabar sus “Cositas buenas” y recibirá el mayor de los galardones que podría obtener: el “Príncipe de Asturias” de las artes. Renovó su acompañamiento instrumental con varios flamencos muy jóvenes, y vuelve por sus fueros, realizando giras y llenando teatros y salas de conciertos una detrás de otra.

Este 2010 ha sido testigo de cómo la Universidad de Boston y su Escuela superior de Música lo nombran Doctor Honoris Causa, en una ceremonia en la que se llevó a cabo la interpretación, por parte de una orquesta compuesta por músicos alumnos, de dicho centro con obras de las más conocidas de Paco de Lucía y siendo arregladas para la ejecución de dicha agrupación musical.

Por fin llegó el día. Esta es una jornada de auténtico disfrute y deleite para las sensaciones que sobresalen desde el mismo sur. La historia sonora de nuestra cultura jamás ha llegado hasta una cumbre más alta; debemos aprovecharnos de que esta circunstancia se nos proporciona y facilita en esta precisa época. Poseer el poder para que se nos otorgue y además cumplir con el debito por nuestra parte es algo conciso y objetivo. Por lo tanto, debemos ser conscientes de cómo nos ha sonreído la fortuna.

Gracias miles a su promotor Rafa Toscano, lepero de pura cepa, y gran impulsador de “El rincón de Rafa” en el recinto romero de El Terrón y de “La Antiqua” lantillera. Con gente como él las cosas marcharían mucho mejor: honestas y sinceras.

Aquellos que poseen las entradas para ver a Don Francisco Sánchez Gómez musicando nuestra propia cultura, que lo saboree con conciencia. Hoy es un gran día: un día para la historia. Se recordará por siglos… lo que yo les diga.

domingo, 15 de agosto de 2010

Paco de Lucía (III)

Nos quedamos en el último Templete en el preciso instante en el que Paco va a ser conocido por todos a través de un tema básico y muy sencillo del que se ha escrito demasiado. En lo que no cabe duda es en lo que supuso para él y para todos los fieles seguidores del mundo flamenco que buscaban un nuevo formato de lenguaje musical dentro de este arte tan primitivo. El disco “Fuente y caudal”, del cual se extrajo este tema, ha quedado como una autentica joya de la época, teniendo en su segundo corte unos fandangos de Huelva llamados “Aires choqueros” que han sido siempre orgullo de muchos onubenses.

Pero el espaldarazo definitivo, por parte de crítica y público, va a llegar dos años después en una noche memorable y renombrada en multitud de ocasiones en el Teatro Real de Madrid. Fue la primera ocasión en la que el flamenco entraba por derecho propio en el templo de la música en España. Y no contentos con lo conseguido, no se sabe cómo, se vendieron más entradas de la cuenta o bien los espectadores de los lugares más altos se dirigieron hacia el escenario, subiéndose al espacio escénico. De esta manera, cuando Paco de Lucía accedió desde camerinos, sólo encontró una pequeña tarima de unos pocos metros cuadrados libre para poder dar el concierto. De dicho concierto, se va a grabar un disco de directo.

En estos años, más concretamente en 1977 se casa con Casilda Varela ante la oposición de su familia, ya que su abuelo, el General Varela, fue un importante mando militar del régimen franquista. De este matrimonio nacen Casilda, Lucía y Curro. En esta época va a grabar su “Almoraima” (1976) y unos de nuestros discos preferidos, donde aporta al concepto de música culta española a su relación con lo popular y con el flamenco: “Paco de Lucía interpreta a Manuel de Falla” (1978).

A comienzos de los 80, Paco va a formar un sexteto musical que le acompañará durante muchos años, y con los que incluso va a grabar varios discos. Esta agrupación la van a formar dos de sus hermanos, Ramón de Algeciras a la segunda guitarra y Pepe de Lucía, padre de la cantante Malú y afincado en la provincia de Huelva, al cante. Se va a introducir de forma implacable el bajo eléctrico fretlees de Carles Benavent, dándole aun más un sentido libre de la melodía al acompañamiento en toda la sección de graves.

Otra de las grandes apuestas para acompañar al maestro de Algeciras fue Rubén Dantas, percusionista brasileño que va a implantar en el mundo del flamenco el concepto del cajón peruano, algo que hoy en día es inseparable de muchas de las manifestaciones del arte musical andaluz. De la misma manera, arriesgando y aportando un nuevo invitado a su manera de ver la música, nos brindó la oportunidad de conocer a Jorge Pardo, saxofonista y flautista con una estética dentro del jazz y la fusión realmente interesante. Nunca le ha perdido la cara a esto del flamenco, y desde Madrid ha seguido en solitario en esa idea que tanto nos legaron. Para finalizar, y además el último en llegar, el malogrado Manolo Soler, percusionista y bailaor sevillano con el que se cerraron años de grandes giras y rotundos éxitos.

Nos atrevemos a decir sin ningún tipo de miedo, que esos años fueron los de mayor expansión del flamenco a nivel universal, concediéndole su lugar en el conocimiento musical internacional y en la admiración de multitud de seguidores por todo el mundo, tanto como aficionados como participantes en cante, baile y toque.

A la par, va a vivir una de las experiencias quizás más dificultosas de toda su carrera musical. En un autentico hito de la fusión musical y su desarrollo, que durante esos años se pone de moda y se instaura como una realidad hasta nuestros días, se va a hermanar con otros dos guitarristas de corte completamente diferente. Nos estamos refiriendo a Al Di Meola y a John Mclaughlin: el primero, guitarrista norteamericano reconocido como uno de los grandes del jazz fusión, trabajando con grandes como Chick Corea, y el segundo guitarrista ingles inmerso en el rock ecléctico y también en el jazz, figura muy destacada al haber trabajado con Jimi Hendrix en sus comienzos, Carlos Santana o Jaco Pastorius por poner algún ejemplo.

El trío en sus comienzos lo constituyeron Paco y John juntos con Larry Coryell, pero este finalmente terminó siendo sustituido por Al Di Meola. Llegaron a grabar tres primeros discos entre 1981 y 1984, de lo que se vendieron millones de copias por todo el mundo. Cada uno de los cuales están plagados de intensidad, virtuosismo y denotan como la música no hace caso y no obedece ni a orígenes ni a culturas. Volvieron a reunirse en 1996 con motivo de una nueva grabación.

domingo, 8 de agosto de 2010

Paco de Lucía (II)

Se va acercando el día; ya hace casi cuatro años desde que lo pudiera escuchar en directo por última vez, y lo reconozco: ahora mismo, la ansiedad nos puede. Es una jornada marcada en el calendario en rojo desde hace meses, sobre todo para quienes han apostado fuertemente por brindarnos la posibilidad de volver a disfrutar de sus manos privilegiadas. Toda una vida dedicada a la música y al flamenco es algo que ha ido mostrando a lo largo de tantos y tantos años de conciertos y giras por todo el mundo, siendo aclamado en lo más grandes teatros y salas de las ciudades más importantes.

Intentar resumir en unas pocas líneas la existencia, obra y trayectoria de tan inimaginable guitarrista es atrevido y seguramente bastante exiguo. Aun así, para que tengan una idea de quien estamos hablando, y para que nadie se atreva a poner en tela de juicio la enormidad de nuestro paisano contemporáneo más universal, vamos a realizar un pequeño trabajo de memoria para resaltar algunos datos que entendemos como significativos e importantes.

Una vida que comenzó en Algeciras, de padre gaditano y madre portuguesa, allá por el año de 1947. Paco siempre ha recordado su infancia entre la felicidad de la familia, con sus hermanos y hermanas a los que siempre les unieron fuertes lazos, y su incapacidad para continuar con los estudios reglados, ya que desde muy pequeño su padre designó para él un futuro que a la postre sería el mayor regalo que Antonio Sánchez, guitarrista y vendedor ambulante, nos ha legado a todos los amantes de la guitarra de concierto. Aunque su afán no se ciñó solo a Paco, sino que también a varios de sus hermanos los condujo por los métodos de aprendizaje musicales del mismo modo.

Disertar de sus años de niñez y de todo lo que se ha discutido de esa obligación motivada por la necesidad de llevar a casa un sueldo más, algo que en los hogares de la postguerra era algo muy común, puede dar a lugar a conclusiones ambivalentes y ciertamente atrevidas. Sabemos que Paco fue un niño feliz, que creció y vivió rodeado de los suyos como cualquier niño de su edad, con la única diferencia de que su educación se llevó a cabo de una manera especial. En el libro “Paco de Lucía, la nueva tradición de la guitarra flamenca” deja bastante clara su relación paterna filial, dándole las gracias a su padre de ser quien es debido a él. Incluso afirma que “si no hubiera llegado a nacer en esa casa, ahora sería un don nadie… con talento, pero en la música debes trabajar cada nota que sale de tus manos”.

Se puede confirmar que la carrera profesional de Paco de Lucía comienza a los trece años, cuando emprende una gira por todo el mundo con la compañía de baile de José Greco, si bien algunos años antes acompañaba a su hermano Pepe de Lucía en el dúo “Los chiquitos de Algeciras” por muchos de los tablaos de la zona. Incluso ha quedado una grabación del año 1963 en la que se inmortaliza el que sería el primer intento por parte de Antonio Gómez de llevar a cabo sus propósitos musicales y que luego quedaría reflejado en la carrera de su hijo junto con José Monje Cruz, “Camarón de la Isla”.

Sobre el encuentro de estas dos geniales que se hicieron una a la otra, apoyándose sin condicionantes ni paliativos, si que podríamos dedicar una amplísima disertación de la que nunca terminaríamos de hablar. Aun así, antes acompaño al toque a grandísimas figuras del cante como a Juan Peña “El Lebrijano” o “Fosforito”; y bajo el apoyo y el ánimo de Sábicas y Mario Escudero sacó sus dos primeras joyas como guitarrista de concierto, trabajos que han quedado en la historia como el comienzo de un genio que aunque durante unos años se sintió parejo a la evolución del cante, instauró definitivamente el concepto instrumental dentro del arte flamenco.

Durante su extensa relación musical con Camarón, del que nacen bajo el amparo y dominio de su padre casi una veintena de discos – a cual más impresionante –, se ha nutrido la historia del flamenco en los últimos cuarenta años. Asentados en Madrid, y trabajando a destajo en los tablaos adyacentes a la Gran Vía capitalina, se va forjando una evolución que sería a la postre un elemento de reseña inequívoca.

Mientras sus leyendas, siendo aun muy jóvenes, se iban acrecentando. Paco retoma su carrera en solitario, tomando finalmente el camino por separado y dedicándose exclusivamente al concierto. En 1973 va a llegar el éxito que le catapulta a la fama comercial: “Entre dos aguas”, una rumba cubana a ritmo de un bajo eléctrico, unos bongoes y con la guitarra acompañante de su hermano mayor Ramón de Algeciras. El tema llegó a ser número uno de ventas y se bailó en las discotecas de medio mundo.

lunes, 2 de agosto de 2010

Música en Colombinas: música popular para todos

Si existe un elemento expresivo que está de sobremanera en cualquier evento similar a nuestras fiestas Colombinas es sin duda alguna la música. Todos somos conscientes de que está en cada actividad, en cada evento y en definitiva en todas las acciones propias de un acontecimiento de estas magnitudes. No podemos imaginarnos unas Colombinas sin miles y miles de watios de sonido, sin multitud de canciones poniendo color a todos los pasos que se dan por el recinto y ni siquiera en un silencio relativo. A kilómetros de distancia la música de cualquier feria se percata con suficiente claridad como para resultar un reclamo de cierto atractivo.

Otra cuestión es el tratamiento y a menudo el maltrato al que sostenemos a nuestros apreciados oídos, y un poco más allá a nuestro intelecto. Nadie puede pensar que va a encontrar en unas fiestas populares un selecto grupo de composiciones, sino más bien el acercamiento de las piezas más sencillas y asequibles para lo que es. No recuerdo ningún trabajo al respecto, y desconocemos si existen investigaciones sobre la posible adquisición y desarrollo de músicas populares en fiestas en época contemporánea. Lo que no deja de estar claro es que depende de cómo cada situación afecte a la selección del repertorio de las canciones a mostrar.

Por suerte, pensamos que en este año en concreto y de la misma forma en otras ocasiones que se ha tenido la misma intención por parte de los gestores de festejos y culturales, se han ofertado para los espacios escénicos negociados por las administraciones públicas una propuesta donde sus características principales sean la versatilidad y pluralidad. De esta manera llueve a la satisfacción de todos, teniendo en cuenta la máxima de no ser egoístas y planificar para todos los tipos de público. A veces pensamos que una sugerente programación es la que está más cercana a nuestros intereses; pero con la mayor de las sinceridades, debemos aceptar un modelo que sea ecuánime y cualitativo, y que sea lo más participativo posible.

A aquellos que piensan que cuando un cartel de conciertos no les sugiere nada o más bien poco, que sean un poco más bondadosos y piensen en lo demás. No tenemos la verdad absoluta, y mucho menos llevamos siempre la razón; pero es de recibo aclarar y premiar el esfuerzo de los gestores culturales en realizar un autentico ejercicio de equilibrio en sus proyectos. Ya es de por si en multitud de coyunturas de este tipo encontrar el apoyo de sus propios equipos y superiores como parte fundamental e inherente de toda gestión como para también cargarles con aciertos y fallos.

Desde aquí un efusivo apoyo a todos aquellos gerentes culturales que luchan con multitud de limitaciones económicas, espaciales, temporales y demás de diversa índole para conseguir aportarnos una motivación musical y educativa cercana al ámbito cultural. La evaluación se suele hacer a toro pasado, y para aquellos que promulgaron que Los Sabandeños y Paloma San Basilio eran algo menor para nuestras fiestas, comentarles que asistieron a ambos conciertos más de 5000 personas: hay algunas proposiciones musicales que no llenarían ni la primera fila. Esto es sólo una de las curiosidades, porque posiblemente si analizáramos musicalmente a ambos espectáculos, nos quedaríamos cortos ante otros del mismo espacio y en otros días. Vamos a intentar no hablar por hablar, ya que antes hay que conocer…