lunes, 2 de agosto de 2010

Música en Colombinas: música popular para todos

Si existe un elemento expresivo que está de sobremanera en cualquier evento similar a nuestras fiestas Colombinas es sin duda alguna la música. Todos somos conscientes de que está en cada actividad, en cada evento y en definitiva en todas las acciones propias de un acontecimiento de estas magnitudes. No podemos imaginarnos unas Colombinas sin miles y miles de watios de sonido, sin multitud de canciones poniendo color a todos los pasos que se dan por el recinto y ni siquiera en un silencio relativo. A kilómetros de distancia la música de cualquier feria se percata con suficiente claridad como para resultar un reclamo de cierto atractivo.

Otra cuestión es el tratamiento y a menudo el maltrato al que sostenemos a nuestros apreciados oídos, y un poco más allá a nuestro intelecto. Nadie puede pensar que va a encontrar en unas fiestas populares un selecto grupo de composiciones, sino más bien el acercamiento de las piezas más sencillas y asequibles para lo que es. No recuerdo ningún trabajo al respecto, y desconocemos si existen investigaciones sobre la posible adquisición y desarrollo de músicas populares en fiestas en época contemporánea. Lo que no deja de estar claro es que depende de cómo cada situación afecte a la selección del repertorio de las canciones a mostrar.

Por suerte, pensamos que en este año en concreto y de la misma forma en otras ocasiones que se ha tenido la misma intención por parte de los gestores de festejos y culturales, se han ofertado para los espacios escénicos negociados por las administraciones públicas una propuesta donde sus características principales sean la versatilidad y pluralidad. De esta manera llueve a la satisfacción de todos, teniendo en cuenta la máxima de no ser egoístas y planificar para todos los tipos de público. A veces pensamos que una sugerente programación es la que está más cercana a nuestros intereses; pero con la mayor de las sinceridades, debemos aceptar un modelo que sea ecuánime y cualitativo, y que sea lo más participativo posible.

A aquellos que piensan que cuando un cartel de conciertos no les sugiere nada o más bien poco, que sean un poco más bondadosos y piensen en lo demás. No tenemos la verdad absoluta, y mucho menos llevamos siempre la razón; pero es de recibo aclarar y premiar el esfuerzo de los gestores culturales en realizar un autentico ejercicio de equilibrio en sus proyectos. Ya es de por si en multitud de coyunturas de este tipo encontrar el apoyo de sus propios equipos y superiores como parte fundamental e inherente de toda gestión como para también cargarles con aciertos y fallos.

Desde aquí un efusivo apoyo a todos aquellos gerentes culturales que luchan con multitud de limitaciones económicas, espaciales, temporales y demás de diversa índole para conseguir aportarnos una motivación musical y educativa cercana al ámbito cultural. La evaluación se suele hacer a toro pasado, y para aquellos que promulgaron que Los Sabandeños y Paloma San Basilio eran algo menor para nuestras fiestas, comentarles que asistieron a ambos conciertos más de 5000 personas: hay algunas proposiciones musicales que no llenarían ni la primera fila. Esto es sólo una de las curiosidades, porque posiblemente si analizáramos musicalmente a ambos espectáculos, nos quedaríamos cortos ante otros del mismo espacio y en otros días. Vamos a intentar no hablar por hablar, ya que antes hay que conocer…

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