domingo, 10 de enero de 2010

¿Te atreves a cantar?

Se han puesto de moda toda una gama de simuladores musicales virtuales a través de videojuegos y consolas que ofrecen la posibilidad de hacer música sin el más mínimo de conocimiento; “ni falta que nos hace”, nos dirán muchos de estos aguerridos usuarios. Han sido recibidos con la misma mezcla entre escepticismo y algarabía que aquellas largas sesiones de karaoke japonés durante la década de los noventa, donde todos esos artistas frustrados del bel canto se ponían literalmente el mundo por montera, haciendo demostraciones palpables de que “el que canta, su mal espanta”.

Juegos como “rock band”, “guitar hero”, etc., han reclamado un nuevo espacio para la diversión en el que la música es punto de partida y base de la actividad, valorándose la interpretación instrumental lúdica. De estos videojuegos hay hasta competiciones internacionales con grandes e importantes premios. Aun así, el autentico juego triunfador de entre todos estos, es el denominado “Singstar”, que consiste en cantar canciones conocidas dentro del mercado musical internacional, valorándose su entonación y como seguimos rítmicamente las frases melódicas. Además, la gama de diferentes ediciones que han salido superan con creces a sus competidores. Con un micrófono conectado a la consola y los oídos bien receptivos, podemos ir canturreando los grandes éxitos comerciales de los últimos años.

Podemos definir el hecho de cantar como la capacidad que tenemos todos de entonar notas musicales de manera ordenada y melodiosa. Y aunque es una operación que todos podemos llegar a realizar con cierta facilidad, durante la segunda mitad del siglo XX se ha puesto en tela de juicio que este hecho en sí está sólo permitido para voces privilegiadas. Esto es algo que bajo ningún concepto hay que tomarse en serio. Cantar es algo maravilloso y la forma de expresión musical más bella que existe. Incluso existe una teoría ancestral en la que se afirma que la mayoría de los instrumentos se crearon para imitar la voz humana en todas sus tesituras.

Lo único que ha ocurrido es que se ha puesto una barrera inexpugnable entre los cantantes profesionales y lo que significa la posibilidad de cantar como cuestión humana, siendo algo que está en nuestra mano y que parece que es algo inapropiado en determinadas circunstancias. Pues debe ser al contrario: cantar nos permite obtener un grado de autosatisfacción bastante interesante; incluso debemos saber, que es la forma que más cercana que tiene el ser humano para hacer música. Acaece una hipótesis sobre la formación del lenguaje hablado del hombre en la que prevaleció la acción de modular la fonética antes que la propia declamación en una sola silaba, tal y como se produce la voz disertada. Es decir, que coexisten teorías evolutivas que aseguran que el hombre cantó antes de hablar. De hecho, se conocen aun algunas tribus que todavía en su día a día recitan melódicamente, diferenciando así los mismos fonemas dependiendo de la declamación.

Se han recreado de tal forma los prejuicios en torno a la función de cantar, que nos da autentica vergüenza que nos escuchen cantar, sobre todo a determinadas edades. Y eso es algo que va contra la propia naturaleza del individuo, ya que cantar es una de las formas de locución y manifestación específicas que podemos utilizar. No necesariamente tenemos que estar constantemente cantando, pero debemos asumir que cantar es algo apropiado y lógico en las actitudes del hombre.

Cantar es algo tan usual y natural, que permanecen multitud de frases en la historia que animan el hecho de tararear melodías de cualquier índole: “Buenas palabras, cantar de cigarras”, “Cien gallina en un corral, y cada una tiene un cantar”, “El que canta, ora dos veces”, son algunos ejemplos de cómo este ejercicio melódico ha estado presente constantemente en la actividad propia cotidiana. Está bien claro que esta ocupación ha estado siempre presente en cualquier época y situación.

Cuando cantamos nos transformamos en generadores de armonía, produciendo cambios positivos en los niveles físico, mental, emocional y espiritual. Cantar nos permite, no tan solo comunicarnos con los demás, sino con nosotros mismos, encontrando una realidad placentera y aprovechando un recurso innato. Es por esto por lo que deberíamos tener siempre en nuestro ánimo la posibilidad de cantar, y aunque no lo hagamos para el disfrute de los demás, debemos ser conscientes de que anímicamente nos puede resultar de gran complacencia. La terapia del canto es un remedio casero dirigido a todos, siendo un regalo que está presente en todas las etapas de nuestra vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario