domingo, 7 de febrero de 2010

Masterizando


Continuando con las numerosas experiencias que estamos viviendo con la grabación del segundo álbum de la banda onubense “Och8 Vientos”, ya estamos casi llegando al final dentro de la fase fonográfica y de estudio en sí mismo. Y el procedimiento nos ha conducido hasta este paso en el que todo el audio de la grabación pasa por dejarlo lo mejor posible. A este punto del desarrollo conclusivo se le denomina Mastering, y nos permitirá crear el máster o disco inicial del que saldrán los discos que se reproducirán materialmente.

Es un término muy usado, al igual que su reelaboración: la remasterización. Dejar claro que cuando se usa alguno de estos dos términos, la referencia es exclusivamente al audio, y no al tratamiento de imágenes como algunos pueden llegar a pensar cuando se dice que un film se ha remasterizado digitalmente. En este caso, en el del cine, cuando se remasteriza, sólo se ha tratado el audio, nada más. Es decir, se ha manejado la banda sonora de la cinta.

El Mastering se puede considerar como un proceso de post producción en el que se finaliza en su totalidad la grabación sonora en un medio físico cerrado. Este será el disco maestro del que se realizarás las copias terminales para su postrera distribución y venta. El estudio de Mastering es muy diferente al estudio normal de grabación de audio. De hecho, todos los equipos en la mayoría de los estudios de grabación y mezcla, puede realmente obstaculizar la acústica de una sala para monitorear con exactitud el sonido. Así, la acústica de la sala y la disposición correcta de los equipos dentro de un estudio de Mastering es un factor importante, ya que el ingeniero de masterización necesita escuchar en detalle cada mezcla.

Cuando estábamos casi concluyendo la mezcla en los Estudios Rimshot de Madrid allá por octubre del pasado año, abordamos el tema de quien trabajaría en nuestra post producción. Barajamos varias opciones entre las que estaban diversos estudios de mastering de interesante prestigio internacional, como por ejemplo Finnvox en Helsinki, Finlandia, donde Mika Jussila es su máximo exponente; o en Chicago Mastering con Jason Ward y Bob Weston, el cual tiene unos precios realmente interesantes para hacerse en Estados Unidos. Pero después de sopesar seriamente todas las opciones, nos decantamos por el producto nacional y por uno de los estudios de mastering por donde pasan multitud de discos del panorama musical español.

Nos estamos refiriendo a Kadifornia Studio Mastering, situado en la bellísima localidad gaditana de El Puerto de Santa María, y regentado por nuestro querido amigo Mario G. Alberdi. Tan sólo el larguísimo currículo de Mario impresiona por la calidad y cantidad de discos grabados, producidos y masterizados que han salido de sus manos. Estamos seguros de que cualquiera de nuestros lectores han escuchado alguna vez en su vida algún tema que haya salido de la trayectoria de este estudio. En él han trabajado artistas de la talla de Enrique Morente, Pasión Vega, Enrique Bunbury, José Mercé, El Barrio, Paco Loco, María Jiménez, Carlos Jean, David de María, Javier Ruibal, Los Delincuentes, Tito Alcedo,… y de esta manera, hasta un largo y dilatado etcétera.

El control, como se puede observar en la fotografía, está equipado con una consola diseñada para el propio estudio y específicamente para los proyectos de Mastering, y como hemos explicado, no tienen nada que ver con los estudios de audio convencionales. Compresores, ecualizadores, conversores, y grabadores tanto analógicos como digitales, así como numerosos procesadores, son parte de la cacharrería que prestan servicios para finalizar el producto discográfico con la máxima calidad posible. Algo que es imprescindible y a lo que Mario presta el máximo cuidado es el equipo de audición, teniendo un sistema de monitorización de una condición sobresaliente.

El estudio cuenta con un excelente diseño acústico y de espacio, tratado acústicamente a base de piedra y madera, de superficie irregular, que garantiza un sonido vivo y brillante, así como una respuesta plana y fiable. Todo el recinto lo encontramos iluminado por luz natural, que hace más agradables las horas de trabajo, y situado en un chalet por donde apenas hay tráfico, ni ruidos, rodeado de un parque natural de pinares y junto a la playa. En un lugar privilegiado, tuvimos la suerte de almorzar junto con nuestro anfitrión entre Rota y El Puerto, en un día soleado donde mientras degustábamos unas excelentes tortillitas de camarones, veíamos desde lo alto, toda la bahía de Cádiz. Pensamos que será difícil de repetir la perspectiva de la que gozamos aquel mediodía de enero.

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