domingo, 9 de mayo de 2010

Buscando una explicación coherente

No tengo la costumbre de abrir o entrar en debates en aspectos artísticos, ya que se imponen como norma habitual los gustos personales basados en criterios subjetivos y propios. Si la persona tiene un espíritu abierto y conciliador, puede llegar a ser hasta ciertamente agradable departir y compartir intereses e ideas. Pero como suele ser al contrario, cierto día decidí no volver a escuchar opiniones personales porque sean las que sean, son únicas y particulares, y claro, deben ser respetadas. Lo más curioso de la historia es que luego nadie respeta las tuyas, pero bueno…

Pues bien, por enésima vez me encuentro en la tesitura variable de la opinión que los demás mortales tienen de la música. Es irremediable sufrir en propia persona, los vástagos designios de aquellos que simplemente por tener orejas, ya buscan prevalecer con sus ideas por encima de cualquiera. Y no les culpo de su actitud, porque es de recibo entender esa especie de ambición que todos debemos tener como culmen de nuestra indispensable personalidad.

Lo extraño de todo esto es la base del correcto uso de la educación, entendida desde la formación y desde la disciplina que durante años he trabajado y han afanado en mí mis profesores. Una labor de años en las que se imponen las estructuras y formas de cómo construir una estética, entendida como parte de ese gusto por lo bien hecho, ante la reciprocidad que debemos manifestar ante una obra de arte, y de nuestra respuesta como necesarios espectadores.

Mi grado de complejidad y mi confundido planteamiento nace en como constantemente se rechazan las músicas hechas desde la complejidad y que por supuesto, las que muestran un grado de competencia fuera de toda duda. Del otro lado, se seleccionan para escuchar e incluso morir por ellas – si hiciera falta –, manifestaciones musicales donde los elementos lógicos de lo correctamente expresivo y armónico, ni siquiera se roza. No entiendo cómo es posible que aficionados o simplemente gente atrevida que son incapaces de afinar sus voces o instrumentos, que estén capacitados para continuar un patrón rítmico o bien se vean en la imposibilidad de conjuntar unas simples armonías, sean más seguidos que el mismísimo Beethoven.

Tampoco hace falta extrapolarse a la antigüedad – entendiendo doscientos años como tal –, ya que algunos comentarán que es inadecuado. Esto de lo que hablamos es algo que vemos entre coetáneos. ¿Cómo es posible que se le preste más atención a determinados seres mediáticos o no, que a genios que quedan en el más absurdo de los ostracismos? ¿Cómo es posible que algunos mortales tengan más aprecio por obras musicales que suenan realmente fuera de toda estética y se desprecia a quien hace de la música un lenguaje propio del alma?

Y no, no se acepta el tópico típico de “es que expresa como nadie”, ¿es qué los que han estudiado música a nivel reglado o no, no expresan nada? Se les acusa de que su expresividad queda ahogada por su técnica; esto es algo inadmisible y doloroso a la vez. No deberíamos consentir si quiera que estos sonidos llegaran hasta nosotros. Pero al contrario, parecemos unos retrógrados o unos arrogantes si defendemos una postura crítica y valorativa ante determinadas obras musicales. Ya está bien de que se admita la capacidad musical de unos u otros artistas por todas las características que les rodean menos por las que realmente importan: su capacidad para hacer música.

Espero que este tema abra un interesante debate sin paliativos ni acusaciones personales – porque no hacen falta – y además, se movilicen las conciencias en este sentido, tanto en nuestro blog como en nuestro grupo de facebook, siendo siempre respetuoso con las ideas contrarias. Entiendo que existen muchas personas que se sientan identificas con esto; llega a ser, honestamente, un verdadero punto de reflexión en nuestras filosofías. Estoy seguro que más de uno de los amables lectores se ha llegado a plantear si el que va mal encaminado es él, o si al ser único en ese pensamiento quizás esté equivocado. Pues no debe ser así.

Estaría muy bien que llegados a este punto, los que promueven y se involucran de música en todo su ser, llegaran a la deducción de que todo lo que suena debe ser categorizado desde un prisma lo más objetivo posible, y no valorando otras cuestiones que poco tienen que ver con la música. Sobre todo porque no nos estamos haciendo ningún favor, y a los grandes músicos olvidados por diferentes argumentos, menos aun. Y por favor, que quede bien claro que todos los músicos se expresan a través del lenguaje musical y de la técnica que han adquirido a base de esfuerzo y trabajo, da igual de manera autodidacta o en un conservatorio.

2 comentarios:

  1. Toda obra de arte debe ser subjetiva y emotiva, el espectador es el dueño del trabajo del artista en el momento en que lo percibe.
    Las cuetiones tecnicas solo nos atañen a los creadores de la obra.

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  2. Totalmente cierto... el problema está cuando se estafa diciendo que es una obra de arte, cuando se ha hecho sin conocimientos.

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