domingo, 23 de mayo de 2010

Este no va a ser un viernes cualquiera

Desde que comenzamos, hace ya bastante tiempo, a describir lunes tras lunes todas las concesiones e inquietudes musicales que remueven nuestra conciencia artística en este “Templete” tan de Huelva, en este generoso medio hemos ido transcribiendo un poco de todo, argumentándolo siempre con cierto pragmatismo y constante intención de acercar a todos los amables lectores la máxima información en temática musical.

Partiendo continuamente de un punto inicial en el que creemos que podemos aportar, desde nuestra sencilla tribuna, algo más de referencia y ciertos detalles que quizás se desconozcan, se han desarrollado multitud de participaciones en muchos de los parámetros de la vida musical onubense.

Pero llegados a esta semana, crucial donde las haya para Och8 Vientos, queremos realizar un alegato sobre algo tan nuestro como es el enfoque musical del proyecto personal que nos mueve y motiva, nos da la vida y nos permite soñar e ilusionarnos.

Durante años hemos tenido la suerte de pisar tantos y tantos escenarios, hemos compartido tanta y tanta música con numerosos artistas mediáticos o no, hemos llevado nuestra humilde sensibilidad musical a tantos países y lugares – siempre comentamos con suerte y cierto privilegio que “tan sólo nos falta pisar Australia” –, que ya iba llegando la hora de enseñar y mostrar a la gente que nos ha visto crecer en el dificultoso mundo de la música, un concepto que nace de Huelva, para bien o para mal.

Es algo lógico hacerse un planteamiento de cierta importancia sobre la materia artística tal y como está el patio, pudiendo ser hasta ciertamente arriesgado. Nadie en épocas de crisis económica o de subsistencia, como ustedes preferían llamarlo, se preocupa exclusivamente de llenar su apartado espiritual y su alma, algo que la música proporciona en grandes cantidades. Las diferentes circunstancias hacen de toda expresión y búsqueda de este tipo algo en una situación muy alejada a la realidad.

Pero todo esto no excluye otra certeza: somos muchos los profesionales que hemos dejado la vida por unas convicciones, desarrollando una ardua labor de estudio en primer término, y de trabajo, esfuerzo y sacrificio en posteriores grados o apartados. Hay que hacerse a la idea que si en otros sectores de niveles profesionales ha existido durante los últimos veinte años una gran competencia, en temas artísticos y musicales también. Esto ha dado origen a un gran número de músicos, a cual más y mejor preparados, que en la actualidad sufren con gran asedio las medidas correctoras de esta dichosa inestabilidad en formato de angustiosa crisis.

Pues bien, contra viento y marea y después de cantidad de dificultades y complicaciones, Och8 Vientos – nuestro querido y al tiempo, acerbo proyecto musical – se presenta con todos los honores ante su gente, en su Gran Teatro, tablas que han visto crecer a todos los grandes músicos onubenses del siglo XX. Es una satisfacción de tan grandes magnitudes, que si ustedes supieran lo que nos remueve por dentro tanta honra y distinción, no dudarían en acompañarnos en ningún momento.

Este próximo viernes, 28 de mayo, quedará para siempre en la modesta y humilde historia de Och8 Vientos como el crepúsculo de las intenciones de un afortunado grupo de músicos onubenses, pasando a ser una autentica realidad musical con nombre y apellidos. Podremos distinguirlo como el comienzo de un ciclo que nos deparará otro elemento más del que sentirse realmente orgulloso.

A las nueve de la noche, cuando este en su máximo esplendor el mejor atardecer del mundo, ese que desde el Conquero habla sin palabras, las primeras notas comenzarán a enredar entre las columnas y paredes del coliseo de la calle Vázquez López, haciendo participes a todos los presentes de nuestra alegría e impresión expresiva.

Después de hablar y hacerles cómplices de nuestras quimeras durante cerca de seis años de vida que cumple Och8 Vientos, tan sólo nos queda lo más importante: agradecer y hacerles parte inherente de todo lo que hemos vivido y experimentado durante este periplo. Considérense un pedacito de la concepción musical de la banda; todos aquellos que en algún instante han estado cerca de nosotros en conciertos o a través de nuestros discos, todos aquellos que colaboraron de nuestras ilusiones de alguna u otra manera, y por supuesto todos aquellos – que son muchos y nombrarlos nos podría costar lo indecible – que nos han ayudado de manera tangible en innumerables aspectos, podéis sentir este día también como vuestro.

De corazón, gracias por estar, gracias por querer y gracias por sentir… cuanta pureza nos habéis enseñado y otorgado.

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