domingo, 5 de septiembre de 2010

Enorme verano musical

Se van apagando en la lontananza los últimos vestigios estivales del orden sonoro de nuestra provincia. Es el momento, por lo tanto, de hacer un escueto balance de las programaciones y del correcto desarrollo de estas. Podríamos decir de forma general, que ha sido un verano correcto, contando con los problemas que parecían al comienzo que íbamos a mantener con esto de la estúpida crisis: para la cultura esa palabra debería estar prohibida.

De manera oficial, nuestras más sinceras felicitaciones al Ayuntamiento de Huelva y a la Diputación Provincial en sus respectivas agencias culturales, ya que sus gestores han sabido sacar el máximo provecho de los atrevidos presupuestos con los que han contado. Ellos son los que sacan para delante mucho de lo que aparece, y para bien o para mal trabajan de manera desmedida para que todos nos contentemos con un programa digno en calidad y dirigido al gran abanico de paladares que existe. Los conciertos del Foro Iberoamericano de La Rábida han rozado con la excelencia y el cartel de Colombinas ha sido muy plural y cualificado.

En el Foro Iberoamericano hemos podido escuchar grandes espectáculos nacionales e internacionales. Diego el Cigala nos trajo de su mundo repleto de tangos y sensibilidad argentina; se vibro con el incombustible Raphael, y las coplas de Miguel Poveda, realidad viva de la canción española y del flamenco. Pero no puedo engañarles; pienso que hemos tenido el privilegio de que algunas de las noches calurosas de julio fuéramos visitados por autenticas leyendas de la música y de su relativamente reciente historia.

Chef Khaled abrió la terna de los tres maravillosos conciertos, con su sentido de la música Raï; este argelino afincado en Paris hizo volar literalmente a todos los asistentes a su audición con el sentido moderno de la música árabe. Después, en el orden cronológico, el conciertazo de Patti Smith; la rockera norteamericana nos trasladó a la esencia del rock más duro con una actitud desgarradora y con el concepto musical de lo más atractivo que hemos disfrutado nunca. Y el broche de oro lo termino de bordar Elvis Costello; el cantante de origen inglés brindó una de las memorables interpretaciones musicales que jamás hemos podido admirar.

Durante las Fiestas Colombinas se adaptó la oferta de cada jornada a un criterio de público concreto, con la acertada intención de colmar todos los afectos. Para los más jóvenes se dispuso un espectáculo de una cadena de televisión, para los no tan jóvenes el ritmo y el rock castizo y latino de “Seguridad Social”, “Los Sabandeños” como plato folclórico, la grandísima Paloma San Basilio en un precioso recital a solas con un contrabajista, un pianista y un saxofonista, la dulce propuesta de la malagueña Vanesa Martín, y el plato fuerte de los festejos del tres de agosto fue culminado con la banda de rock madrileño “Mago de Oz”, haciendo las delicias de infinidad de seguidores.

Por otro lado, el verano siempre es el momento en el que las propuestas desde los empresarios e iniciativas privadas se ven en mayor número por, sobre todo, los lugares de mayor atractivo turístico. Las astucias de algunos hosteleros y la inteligente posición de utilizar la música en directo para promocionar sus locales, es algo que beneficia a quienes nos dedicamos a esto. Pero con la más grande de las sinceridades, también nos duele el trato que en muchas ocasiones desde algunos lugares se les da a los músicos, haciendo que la cortesía y el respeto que merece cualquier artista sea a veces bastante escaso.

Es la historia de casi siempre: estas son épocas donde a todos nos gusta disfrutar de la música como elemento inherente a la fiesta. Todos echaríamos de menos algo tan significativo para nosotros como es la representación musical. Pero nadie se para a pensar las dificultades por las que atraviesan los músicos para conseguir que los demás puedan recrearse y pasarlo bien. No estaría nada mal que en algunas ocasiones nos planteáramos el papel tan complejo y arduo de muchos profesionales que ponen la banda sonora de nuestras vidas.

Para culminar el verano de este magnífico 2010, la guinda la pusieron Paco de Lucía y su inmensidad como guitarrista de flamenco. Sin lugar a dudas el más grande los músicos españoles de la segunda mitad del siglo XX y un mito para todos, trajo su arte hasta la vera del mar de La Antilla en el que puede ser el último de sus conciertos en Huelva, ya que la sensación que viendo mostrando en sus contadas apariciones públicas es que dejará en breve las largas giras mundiales. Una fortuna para quienes pudimos disfrutar del evento y una pena para quien se lo perdió.

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