lunes, 19 de julio de 2010

Desayunos y tertulias musicales

No hay nada más gratificante, que echar toda una mañana de domingo dialogando con el mismo lenguaje con personas de gran calidad humana y por supuesto de alta estima profesional. Para un humilde servidor, es todo un honor poder contar desde esta afable tribuna, los designios y parabienes que esta pasada mañana dominical he tenido el inmenso placer de compartir con el distinguido periodista Rafael Terán, ex delegado de Televisión Española en Huelva, y con mi maestro, amigo y descomunal músico José Luis Rodríguez, guitarrista y compositor de nuestra tierra.

Durante las casi tres horas, que volando se pasaron, disertamos de muchos aspectos de los posicionamientos sociales, de su uso por las cadenas de poder, y de cómo las manifestaciones artísticas pasan a un segundo plano en terrenos de intereses y ventajas en las que si hay que pisotear, se hace sin piedad. Da igual que existan grandes genios o simplemente si tu sentido de la expresión utiliza la música como vehículo para sacar de lo más profundo del alma las inquietudes creativas de un ser humano; lo importante aquí es el puro egoísmo intencionado de actividades propias. A las ajenas, que les vayan dando.

José Luis Rodriguez, conocido en todo el mundo y en gran parte de los circuitos musicales, admirado, requerido y agasajado con los mejores de los calificativos por parte de crítica y aficionados, se nos marcha en septiembre para Estados Unidos. Para mediados de esa fecha, tendremos la posibilidad de escucharlo por última vez en la Capilla de Santa Catalina de la Isla de La Cartuja de su actual lugar de residencia: Sevilla. Con su compañera Niurca Márquez en el concepto de expresión corporal, y su magnánima obra “Sevilla mon amour” realizada para tal despedida, momentánea lógicamente, cerrará un ciclo de casi dos años en los que las buenas intenciones, el trabajo y la finalidad de producir su excelente creatividad musical se marcha de nuestra tierra.

Comentamos que el empezar una nueva etapa se debe hacer desde el optimismo y la ilusión. Todos los que lo conocemos, y él mismo por supuesto, sabemos que se lo van a rifar literalmente por todos los estados y países americanos. De hecho, sin haberse aun marchado, tiene multitud de ofertas desde Chile o Argentina hasta Estados Unidos. Universidades, Escuelas Superiores de Música y otros organismos similares ya están preparando sus cursos y talleres para que comience a impartir sus conocimientos entre los alumnos de aquellos centros.

Todo esto viene dado – la decisión no ha sido ni mucho menos fácil –, por la falta de atención que desde los organismos oficiales se le ha dispensado. Nos constan todos los movimientos e incesante búsqueda de patronazgos, ayudas o colaboraciones para poder llevar a buen puerto su último proyecto “De mis manos”, donde hace una autentica declaración de intenciones partiendo de su actual visión musical, siempre bebiendo de las nobles fuentes del flamenco, sin perder la cara a otras influencias musicales, literarias y artísticas de las que se jacta en versar.

Con una trayectoria impresionante, qué más quisieran muchos de esos que se consideran músicos de profesión, José Luis está atravesando un momento dulce de creatividad, y no sería correcto ahogar esas desmedidas perspectivas en voluntades comerciales ni en intereses de aquellos a los que sólo les importa hacer una foto con el artista mediático de turno. Él ni lo es, ni lo pretende. De su alma salen las músicas más bellas que ninguno de mis contemporáneos onubenses ha sido capar de elaborar, concebir e imaginar.

Todo aquel que con gran ignorancia reprueba su ingenuidad, y nos está alejando de nuestra vera a tal enorme persona e interminable músico, merecería perecer en las más bajas simas del averno. Es algo imperdonable que desde quienes pueden hacer algo, no acometan esta fuga, a veces desdeñada, de los grandes músicos de nuestra Huelva. Mientras se pelean por el AVE, las balsas, el Recreativo, y todo aquello que te saca en los medios en primera plana, a aquellos que deberíamos mimar y cuidar en toda su extensión, los arrinconamos como si no merecieran nada.

Es el mundo al revés; me siento cansado por el maltrato constante, la desmedida respuesta y la otorgación de supuestas trivialidades a quienes se merecen los mejores tratos. Eso sí, ni salen en la televisión, ni apoyan a los partidos en sus campañas políticas, ni se posicionan a favor de propuestas populistas. Una autentica pena… ya vendrán las lamentaciones. Querido José Luis, que suerte ser tu; cuantas posibilidades de abren en tu universo. Me siento orgulloso de ser tu paisano, y de poder admirarte. Siempre grande. Siempre a tu lado.

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